Me acerqué sin saber si podía entrar o no, pero si lo hacía el que vivía ahí debería comprender mi estado, al menos que sea lo suficiente cruel para dejarme ahí afuera muriendo de frío. Me detuve frente a la puerta abrazándome a mi misma y preguntándome si lo que estaba haciendo era lo mejor, al final terminé entrando debido a que la puerta estaba sin seguro, el calor de la cabaña me recibió envolviendo todo mi cuerpo haciéndome soltar un suspiro de conformidad.

— Parece que no hay nadie, pero no creo que esté abandonada

La casa estaba demasiado limpia, no parecía estar para nada abandonada así que comencé a caminar en dirección a lo que parecía la Sala pero escuché unos pasos, me detuve en seco y me di la vuelta como si estuviera en una pista de patinaje y me iba a echar a correr pero una voz detrás de mi me detuvo.

Me di la vuelta encontrando a un chico más o menos de mi edad, quizá más grande y parecía estar enojado, detrás de el llegó un lindo perro de esos que parecen que andan en la nieve pero completamente blanco. Me quedé quieta por un rato preguntándome si me iba a matar o no, quizá me sacaba de la casa y ya, o quizá me secuestraba y me mataba para vender mis órganos, ¿y si me violaba?, de repente su voz me hizo sobresaltarme y entrar en razón; debía huir de ahí lo más rápido posible.

— ¿Oye niña a donde vas?, ¡detente y dime quien eres!, ¡oye!, ¿¡porque entraste a mi casa!?

Me quedé callada con la mano en la manija de la puerta lista para salir corriendo pero el chico me llamó de nuevo y me di la vuelta lentamente, mi corazón palpitaba como loco dentro de mi y hasta parecía que era lo único que escuchaba, estaba demasiado tensa, pero volvió a gritar así que me volteé y estaba por abrir la puerta cuando de nuevo me detuvo.

— ¿Me vas a decir quien eres si o no?, no tengo paciencia así que habla ya... - Me quedé callada de nuevo -, ¡que hables ya!

— Yo...

Fue lo único que dije para después salir corriendo, después de todo mi dignidad quedó tirada dentro de esa cabaña con el chico guapo cara de asesino. Corrí por el bosque escuchando los pasos del chico detrás de mi mientras seguía gritándome.

— ¡Dime tu nombre! - Insistió -, ¡dímelo ya!

— ¡No!

Seguí corriendo sintiendo la adrenalina y mi corazón palpitando a mil, hasta que ya no lo escuché más pero aún así no pare, quizá el había ido a acusarme con la policía y se que lo que hice estuvo mal, pero me congelaba. Hubo un momento en el que ni siquiera me di cuenta y ya estaba comenzando a caminar.

Pasaron unas dos horas cuando comienzo a dejar de sentir casi todo mi maldito cuerpo, solo seguía el camino pavimentado blanco por la nieve pensando en que ese chico tenía la casa demasiado lejos de las demás, a lo lejos pude ver una casa, esta no parecía una cabaña y en el porche había una mujer mirando a la nada, cabello color negro y una que otra cana, sus labios delgados y rosas y media como 1.50 o algo así. En cuanto la mujer escuchó la rama del árbol que tenía fuera de su jardín me miró y se levantó con los ojos bien abiertos, estaba demasiado impresionada.

— ¡Dios mío!, ¿estas perdida?, santo cielo mira cómo estás, debes tener mucho frío

— Bueno... no se como volver a casa y no tengo donde quedarme y como puede ver, me estoy congelando - Dije mientras temblaba -, ¡hasta sale humo cuando hablo!

Lovely Ice Boy / imagina con Sunghoon Where stories live. Discover now