Jogando

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Las manecillas de reloj cambiaban a cada segundo que pasaba siendo más cercana la hora de despedirse de la clase de etiqueta, él estaba convencido que saber que cubierto agarrar para la cena era igual de inútil que iniciar una guerra.

Comprendía a su madre sobre ser elegante y mostrar ante todos los nobles y su pueblo su educación, el alto nivel superando expectativas, ir un escalón más arriba de todos, pero le gustaría estar más en clase de política.

O mejor aún, acompañado de su reciente amigo Roier, el menor de los De Luque, a quien le tuvo un aprecio enorme llegando a sentir en los huesos que eran demasiado compatibles.

Desde aquella vez que se encontraron en el jardín del palacio se han visitado con frecuencia, bromeaban la mayoría del tiempo y buscaban la presencia del otro la mayoría del tiempo siendo las clases del príncipe heredero lo que más opaca los encuentros, por lo que generalmente se veían en un horario conveniente donde el príncipe Cellbit pudiera no ser interrumpido en sus clases como en aquella ocasión, miró el reloj que marcaban las cinco menos diez.

De nuevo, un suspiro abandono sus labios en clara señal de aburrimiento, al pequeño Cellbit le gustaba mucho las lecciones con sus diferentes profesores, desde idiomas hasta historia, reyes anteriores, tácticas de un guerrero, entre otros a excepción del protocolo en la mesa o todo lo que tuviera que ver con socializar. De no ser por Felps y Forever sin duda sería un pequeño ermitaño, este último era el único que a pesar de ser el príncipe heredero lo trata como un niño normal, retándose en múltiples competencias sin dejarle ganar en comparación a los otros niños de la nobleza a los que era seguro que sus padres ordenaban que hicieran todo lo que Cellbit dijera.

Espero con ansias a que su última lección terminara lo más rápido posible, tenia que admitir que estaba ansioso por convivir de nuevo con el pequeño Roier, por lo que cuando las manecillas del reloj dieron la hora indicada carraspeo llamando la atención del profesor.

— Príncipe heredero, ¿le duele la garganta? Lleva un buen tiempo así

El pequeño Cellbit se exaltó al no ver venir la interrogante, adquiriendo una postura firme tal como se esperaría de él.

— Creo que es el clima, hace más frío estos días

No era del todo una mentira, fuera de la ventana se miraba el cielo nublado, el aire golpea contra las ventanas y más allá al horizonte las nubes se iluminan, todo indica que se acerca una tormenta.

— En ese caso es mejor terminar aquí las lecciones, llamaré al médico Real

— ¡No!

Alzó la voz siendo traicionado por sus nervios al imaginar ser descubierto con un diagnóstico negativo, para cualquier adulto mentir no sería nada, pero a su corta edad siendo Cellbit un niño inocente, recto y educado era la mayor travesura que le provocaba adrenalina y el corazón acelerado.

Aquella dama mayor a pesar de su aspecto serio dejaba a entrever preocupación, haciéndolo sentir culpable por mentir así.

— Me sentiré mejor si me retiro, mañana vendré con usted para la siguiente clase

La dama negó, realizando un movimiento de muñeca delicado para abrir su abanico comenzando a darse un poco de aire.

— No olvide llamar al médico si su condición empeora, ya dirá si no se encuentra dispuesto a asistir mañana

— No se preocupe y gracias por las lecciones, como siempre, son muy interesantes

La mujer sonrió levemente por cortos segundos conociendo bien a su alumno.

Cativado por Você [Cellbit x Roier]Where stories live. Discover now