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Han Jisung, en sus cortos 15 años, se preguntaba qué se sentía estar enamorado y, sobre todo, cómo era sentirse amado por alguien.

Algunos le decían que el amor era un sentimiento muy cálido y bonito, que lo hacía sentirse muy feliz. Entonces Jisung se volvía a preguntar, ¿cuándo sentiría la calidez de amar y ser amado? ¿Realmente llegaría a vivirlo? A veces creía que jamás le pasaría.

Sin embargo, descubrió la calidez del amor cuando Minho apareció a su vida.

Cuando Jisung conoció a Minho pensó que era un alfa muy distinto al resto, debido a que no intentaba coquetear con omegas o llevárselos a la cama como los demás alfas. De hecho, parecía huir de los omegas.

Aún recordaba el día en que topó con él y Minho salió corriendo.

Ese día Minho entró al baño de omegas y encontró a Jisung con los primeros botones de su camisa desabotonada, dejando a la vista sus clavículas.

—Eh... disculpa...

Jisung se giró a verlo, brincando en su lugar por la sorpresa de ver a un alfa ahí; en el baño de omegas.

—¿No es el baño de alfas? —preguntó con confusión.

—Te equivocaste de baño, este es el de omegas. Afuera está el cartel que lo indica.

Minho frunció su entrecejo y retrocedió, viendo más de cerca aquel cartel y percatándose de que en efecto era el baño de omegas.

—Me equivoqué de baño —dijo el alfa, soltando una baja risa y rascándose la parte de atrás de su oreja derecha—. Lo lamento, es que no llevo mis lentes y por eso no vi bien el cartel desde lejos...

—No te preocupes, creo que suele pasar —dijo el omega, alzándose de hombros.

—Haz de cuenta que no me viste aquí —habló, mientras retrocedía—. Te juro que yo no te vi nada, en serio, no vi tu cuello ni nada por estilo.

—Ah... está bien —soltó Jisung con una expresión de confusión mezclada con una divertida.

—Bueno, adiós.

Y el alfa salió corriendo, tropezando con sus pies en el proceso y cayendo de caras al suelo.

—Estoy bien, sigo vivo —avisó, volviendo a correr hasta desaparecer.

Jisung rio suavemente, solo pensando en lo raro y tierno que le pareció ese alfa.

A partir de ese día Jisung tomó mucho interés por ese peculiar alfa. Se enteró de que era el más listo de la clase, también muy popular con los omegas, pero él no le prestaba atención a ninguno de ellos, y eso era lo más extraño. Porque la mayoría de los alfas estaban atentos a los omegas, queriendo cortejarlos o simplemente usarlos a su beneficio.

Minho era muy diferente a ellos, era inteligente, pero a veces llegaba a ser un poco torpe, ya que siempre se andaba tropezando.

Algo más que recordaba Jisung a la perfección era esa vez en la que hicieron contacto visual y Minho tropezó con una pared, golpeándose fuertemente en su rostro. Minho continuó su camino como si nada hubiese pasado, pero en el fondo le ardía su mejilla.

Por eso más, Jisung supo que Minho era un alfa único y quizás eso era lo que más llamaba su atención, tanto que terminó enamorándose de él con solo observarlo. ¿Acaso eso era posible? Jisung se seguía preguntando lo mismo, solo habían cruzado palabras unas tres veces, pero cuando veía a Minho todo lo demás se ponía en blanco y negro, lo único que tenía color era Minho, él parecía brillar entre tanta oscuridad. Jisung escuchaba el nombre de Minho y su corazón latía a gran velocidad, todo su sistema parecía que haría corto circuito en cualquier momento.

—Allá viene Minho —dijo una voz a su lado. Era Félix, su amigo más cercano y también compañero de clases, unos de los pocos omegas en los que confiaba.

Jisung rápidamente dirigió su mirada, encontrándose a ese alfa que se había convertido en el dueño de sus pensamientos, su corazón dio un brinco de emoción. Minho venía caminando frente a él, con sus lentes puestos y su cabello perfectamente peinado.

A veces Jisung se preguntaba qué se sentiría desordenar ese sedoso cabello negro con sus dedos, mientras Minho lo...

«Basta, detente», le dijo a su omega, quien andaba inquieto.

Minho pasó a su lado, mirándolo de reojo, y dejando en el aire su exquisita y dulce fragancia a caramelo, un aroma poco común en los alfas. El corazoncito de Jisung latía fuertemente, mientras que su omega había empezado a menear la cola en lo que sacaba la lengua, ansioso por recibir la atención del alfa.

Sin embargo, Minho pasó de largo, alejándose de ahí en un pestañear, como siempre lo hacía cuando había un omega cerca. Jisung resopló con desánimo, no tenía valentía para acercarse a Minho, aunque le gustaría hacerlo.

—Vamos a clases, Hannie, hallaremos una buena oportunidad para que converses con él —musitó Félix a su lado.

Jisung simplemente asintió sin decir más, empezando a caminar en dirección a su salón.

Y sin darse cuenta de que ese alfa con aroma dulce estaba detrás de una pared observándolo a escondidas. Porque, al igual que Jisung, no tenía la valentía para acercarse.

 Porque, al igual que Jisung, no tenía la valentía para acercarse

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Calidez ✧ MinSungWhere stories live. Discover now