8

373 27 1
                                    

Alec estaba sentado en uno de los jardines junto a Magnus, nunca llegó a pensar que se encontraría en esa situación, mucho menos llegó a pensar que la que aún era su esposa estaba en ese mismo lugar y él estaría con él que es el amor de su vida. No vamos a negar que Magnus se encontraba procesando la noticia de que Alec era Gid, el Gid que Jade le contaba, la persona que ella amaba con toda su vida y pensar que él se lo había quitado lo dejaba pensando en lo mala persona que era, claro está que si le preguntaba a Jade ella diría que no, que jamas seria una mala persona, debido a que la apoyó en sus momentos más oscuros cuando estaba en Idris y eso lo hacía sentir peor.  Ambos se miraron y probablemente pensaban en lo mismo y este pensamiento tenía nombre y apellido, llamado Jade Herondale, la directora del instituto de Londres, la cónsul o por lo menos eso pensaban aún, la primogénita Herondale podía ser muchas cosas y una de las mejores guerreras que tenía Alacante, pero ella jamás sería parecida a Imogen Herondale, jamás. 

-Quiero pedirte una disculpa -dijo Magnus.

-Yo debería pedirla, no sabías que Jade y yo estábamos casados -respondió alec sonriendo.

-En realidad si lo sabia -Alec miró a Magnus- Hace un momento que hablaba con ella, te dijo Gid.

-Si, ella tiene esa costumbre de llamarme Gid aunque sepa que no me gusta mi segundo nombre. 

-Yo sabía que ella estaba casada y sabía que con Gideon pero nunca pensé que tu fueras la persona a la que se refería, no pensé que tu fueras el amor de su vida.


-Probablemente yo era el amor de su vida, pero ella no era el mío -dijo Alec mirandolo.


-Durante mucho tiempo ella lo fue y yo llegué después, en realidad llegue primero pero estamos hablando de esta relación entonces tengo que ser serio, Jade siempre me hablo de ti y me contaba lo maravilloso que eras, confirmó que eres maravilloso, pero jamás quise lastimar a mi amiga y siento feo el hecho que le robe a su esposo. 


-Todos cometemos errores y al no estar nosotros juntos, hizo que nos fuéramos distanciando.

-No trates de justificarte -dijo Magnus.

-No trato de hacerlo, en verdad mi relación con ella no fue como crei y pienso que ella cree lo mismo, te amo Magnus en verdad lo hago y es nuevo para mi. 

Ambos se quedaron mirando el uno al otro, recordando todo lo que habían pasado, Magnus no iba a perder la única cosa o persona que en verdad lo hacía feliz, después de un largo rato de silencio, ellos se miraron y se fundieron en un lindo beso. 

-Lamento interrumpir este lindo momento -la pareja se separó, dando paso a la mirada de una pelinegra- Mamá está aquí, esta en la oficina con nuestros parabatai, disimula lo más que puedas. 

-El amor no se puede disimular Izzy -dijo Alec confiado. 

-Siempre lo hiciste, no veo porque ahora es diferente -Izzy tras decir esto se dio cuenta de lo dura que había sonado- Disculpen, el amor no se puede disimular, lo sé muy bien Alec, pero ambos sabemos que puede pasar si mamá se entera, ahora vámonos, debemos de estar en la sala de control. 


En la oficina del director se encontraba Maryse junto a Jade y Jace. 

-Tuve mis sospechas durante mucho tiempo -dijo la matriarca Lightwood- Pero nunca pensé que fueran hermanos, siempre se supo que solo tendrían un bebé. 

-Jade encontró una carta de Celine a Stephen diciendo que eran dos -dijo Jace con un pequeño brillo en los ojos, cosa que hizo que Maryse se alegrará.

-Si, ella le dice que por algún extraño suceso, uno siempre cubrió al otro, pero no especifica quien a quien, solo que uno siempre lo cuido. 

-Si Jade es la mayor, es muy probable que tú hayas sido la que siempre cubrió a Jace -dijo Maryse- Cada que se veían siempre tratabas de protegerlo, lo más que podías -tras unos minutos de conversación ella añadió- Jace, me gustaría hablar a solas con Jade. 

-Claro que sí -se levantó- Compermiso -se despidió de ambas y salió.

-Te conozco como la palma de mi mano, ¿Qué sucede? -dijo Maryse. 

-Nada, todo sigue igual -respondió Jade sonriéndole a Maryse. 

-No trates de ocultarme las cosas, ambas tenemos la confianza necesaria -Maryse tomo asiento a aun lado de Jade- No me veas como tu suegra, mirame como una amiga.

-Recuerdo que contigo podía hablar de todo -dijo Jade a lo que Maryse asintió- Cuando llegue aquí solo tenia una persona en mente y esa era Izzy, olvide a Alec por completo y en verdad no me arrepiento de nada de eso, pero cuando mire a Alec, no sentí lo que durante mucho tiempo sentí. 

-Es entendible -dijo Maryse- Durante mucho tiempo estuvieron apartados y admito que Alec no te mando nada, sé que tú si le llegaste a mandar algo pero él no -hizo que Jade la mirara- Si ya no amas a Alec, no hay ningún problema, podemos ir con las hermanas de hierro a que te borren la runa, pero será doloroso y la persona que desea hacerlo sufre por los dos a parte no se si me dices esto porque en verdad ya no amas a mi hijo o porque Alec esta saliendo con Magnus Bane -Jade la miró- ¿Pensabas que no sabía? Claro que sabia, es mi hijo y nunca está así de feliz.

-Pensé que te molestarias -dijo Jade.

-La antigua yo probablemente se hubiese molestado, pero una madre siempre quiere ver feliz a sus hijos, sin importar que vaya contra la ley -Jade levantó una ceja- Me refiero a remover tu runa, no a mi hijo -ambas rieron- Si quieres ir y estás lista, con gusto te acompañare.

-Gracias, Maryse -Jade le sonrió. 

-Aunque pienso que preferirias  a Izzy -dijo Maryse.

-Puede ser, pero prefiero que mi parabatai este con alguien que cuide de ella.

Ambas directoras acordaron que irían en ese mismo momento a la Ciudadela, pero ambas acordaron que nadie debía saber a dónde iban y en caso de que les preguntaran, la respuesta sería que tendrían cosas que arreglar como directoras de los principales institutos del mundo, apartadas a la vista de todos. 

Por el ángel || Alec Lightwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora