Prólogo: La ley del primer aliento

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En la cuna de una época devorada por el olvido, los primeros destellos del sol despertaban las vastas extensiones del reino de Aly-Drania, vertiendo su resplandor áureo a través del manto de hojas susurrantes del Bosque de Thalian, que descansaba ...

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En la cuna de una época devorada por el olvido, los primeros destellos del sol despertaban las vastas extensiones del reino de Aly-Drania, vertiendo su resplandor áureo a través del manto de hojas susurrantes del Bosque de Thalian, que descansaba a los pies de la imponente Cordillera de Cai Cai. Este alba marcaba un hito irreemplazable, la primera vez que el príncipe Jensen, heredero de la sangre del rey Izofel II Van Athron y la reina Venus Cleopatra, llenaría sus pulmones con el aliento de la vida.

En aquella penumbra majestuosa de robles milenarios, la reina Venus se hallaba en un lecho improvisado de hojas y musgo, custodiada por las sacerdotisas del bosque, la venerable Cuervo, una figura mística que representaba la sabiduría ancestral, y los tres Guardianes del Sonido. Siguiendo la tradición inmemorial, el nacimiento de una nueva vida debía ser acogido en el sereno equilibrio de la naturaleza, a salvo del ajetreo humano, permitiendo que el Primer Aliento del niñato fuera inspirado solo por las melodías más puras del entorno.

A la espera, en la periferia del bosque, el rey Izofel II, junto a sus dos hijos, Shaco y Ceres, contenía la impaciencia. El rey, un hombre de gallarda estatura y ojos purpuras de tempestad, rasgó el manto de silencio.

—No tardará mucho, hijos míos, antes de que un nuevo Van Athron se una a nosotros —proclamó, con una orgullosa esperanza brillando en su mirada.

Por fin, el dulce lamento de una flauta flotó delicadamente desde el corazón del bosque, anunciando que el niño había llegado. Era ahora cuando los Guardianes del Sonido debían mostrar su don. Cada sonido, cada susurro del viento, cada crujido de hojas, sería analizado con meticulosa atención, pues uno de estos ecos determinaría el destino del pequeño príncipe. La tradición dictaba que el Primer Aliento era un augurio de los dioses, un presagio de la vida que llevaría el recién nacido. El sol alcanzó su apogeo y un sonido inconfundible y potente reverberó, un aullido de lobo solitario, largo y melódico. Era insólito oír a un lobo durante el día, mucho menos un aullido tan nítido y resonante. Este sería el Primer Aliento del príncipe menor de los Van Athron.

Al ser presentado el infante a sus padres, Venus exclamó con los ojos anegados de lágrimas

—¡Oh, Izofel! Mira a nuestro pequeño, diminuto y, sin embargo, rebosante de promesas.

—¡Por la corona y la gloria! Ankoi nos ha concedido su bendición —Izofel II respondió jubiloso.

En tanto, Shaco y Ceres, aunque aún niños, contemplaban a su nuevo hermano con una mezcla de asombro y amor fraternal.

—¿Ya le decidieron un nombre para el príncipe? —consultó uno de los Guardianes del sonido, cuyos nombres no se conocían, ni se pronunciaban, envueltos en mitos de poderes ocultos y presagios.

—Jensen se llamará —dijo Venus con una voz decidida.

—Pues, Jensen tendrá una vida marcada por el liderazgo y la introspección, mi reina. La valentía y la soledad marcarán su destino. Tendrá una habilidad para proteger a su manada, estará a la par con una conexión profunda y reflexiva con su espíritu interior. Jensen ha sido marcado por el lobo.

—Es todo un Van Athron amada mía, como Shaco y como Ceres —Venus miró con algo de recelo al rey, recordando las complicadas verdades que se ocultaban tras las paredes del castillo, pero confirmó con una sonrisa de felicidad, el día prometía mucho más que discusiones familiares, por errores pasados.

	—Es todo un Van Athron amada mía, como Shaco y como Ceres —Venus miró con algo de recelo al rey, recordando las complicadas verdades que se ocultaban tras las paredes del castillo, pero confirmó con una sonrisa de felicidad, el día prometía mucho...

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Bosque de Thalian

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Entre máscaras y Cuervos (Re-editando/Re-subiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora