Niego levemente —No he escuchado nada, simplemente los escuché murmurar y me detuve aquí para no interrumpirlos.

—¿Segura? —pregunta con sus ojos marrones intensos sobre mí y asiento sin más.

Al final, si tampoco entre fue porque no podía abrir...

—De hecho otra de las razones es porque no podía abrir la puerta, ya que tengo mis manos ocupadas y estaba esperando a que el señor Gaspar la abriera desde dentro —le señalo la bandeja con mi rostro y esta se queda un par de segundos en silencio para luego proceder a abrir la puerta y dejarme en evidencia ante los dos imponentes hombres que hay dentro.

—Problema resuelto, Laura —me sonríe cambiando el ambiente a uno más relajado con ella; sin embargo, las personas que hay dentro no dejan de mirarme como si fuera un bicho traído de otro planeta.

Mis ojos, como dos sensores, escanean a los dos en menos de un segundo y me quedo de piedra en la puerta viendo los arañazos enormes y con profundidad que tiene él tanto en el pecho como en el abdomen.

¿Cómo, cuándo y dónde?

¿Por qué no me avisó que le había sucedido esto?

¿A dónde mierda se fue a meter para quedar así?

—Lau, ahora necesito que le dejes esto aquí a Mason y vengas conmigo de compras, necesito a Spirit y a ti conmigo —me quita la bandeja de las manos para dejarla sobre una de las mesas al ver que no reacciono y antes de que me pueda tomar del brazo para arrastrarme con ella, mi jefe la jala con él.

—Me temo que eso no va a ser posible, Carolina —susurra este —Mason necesita que su hermana lidie con él.

—¿Y no hay más nadie quién pueda atenderlo?

—Cariño, sabes como es Mason y si no es alguien de confianza prefiere estar solo y hacer las cosas por su cuenta —la abraza del cuello para sacarla de la habitación con él y me hace una seña para que cierre la puerta al momento que ya están fuera.

Hago lo que me pide inmediatamente y al tener la espalda pegada a la puerta dejo caer mis hombros y me aproximo lo máximo que mis pies me permiten a él. Sus ojos oscuros no dejan de ver todos los movimientos que hago y dejo que los míos recorran todo su cuerpo moreteado y marcado con arañazos, incluyendo los más profundos que tiene.

—¿Qué rayos te paso, Mason? —es lo primero que sale de mis labios y mi supuesto mayor deja salir una sonrisa de dolor consigo.

—Ayer estuvimos en una caza de lobos por la noche, ya que aquí es tradición, aparte de que son un peligro para la población, y al dispararle a uno desde una zona un poco visible y matarlo, su compañero se abalanzó contra mí y heme aquí —se remueve un poco en la cama y automáticamente hace una mueca de dolor, me aproximo a ayudarlo a sentarse —siendo casi comida de un animal salvaje.

—Definitivamente estás loco... Aquí vinimos a ver qué es lo que hacen nuestros jefes, no a hacer caza deportiva —le toco la frente notando lo caliente que está y automáticamente, sin pensarlo, busco las pastillas y el agua que dejo mi jefa en la bandeja.

Es mejor prevenir que lamentar.

Se las doy al volver a estar cerca y le paso el vaso de agua para que se las tome, regreso a los platos al momento en que él ha terminado y tomo asiento en el borde de la cama para proceder a darle la comida como si fuese un niño pequeño.

Sé que sonará absurdo, pero mi instinto me dice que debo cuidarlo pase lo que pase y sinceramente, en este instante, no me quiero separar de él.

Mi pecho se comprime de un momento a otro y el olor a madera que abunda por toda la habitación hace que me acuerde de nuestro pequeño acercamiento en la sala de descanso.

“Este será nuestro hogar”.

A mis mejillas sube un intenso calor volviendolas rojas y controlo mi respiración que de un segundo a otro paso de normal a agitada.

No sé que me está pasando.

Quizá sea que me distraje un momento por todo lo que ha sucedido, pero ahora que lo tengo de frente todas las cosas se me han acumulado en la garganta.

—¿Te sientes bien? —jala el plato de sopa que tengo sobre mis piernas y lo deja en una de las mesas de noche.—te noto... Transpirando.

—No es nada, solo es la calor la que me tiene de esta manera —miento y este jala su teléfono a un costado de él, lo vuelve a dejar en su sitio y poco a poco noto como la temperatura de la casa baja hasta dejarme la piel fría.

Tal vez debí haber dicho otra cosa, ahora siento que me congelo.

—Espero que eso esté mejor... Si la tenía baja es porque como ves, —toca su abdomen —no tengo camiseta y...

Lo corto —No pasa nada, si quieres puedo buscar alguna para ti —intento levantarme para evitar estar cerca de él y este me toma del brazo dejándome sentada en el lugar donde estoy.

—Así estoy bien, Molly. —mi nombre sale de sus labios en voz baja y en todo el cuarto se instala un silencio abrumador que él mismo decide romper después de unos minutos —¿Y bien? —me suelta del brazo y toma la sopa dejándola sobre mis piernas para que pueda seguir con mi cometido —¿Cómo te va con la señora Carolina? Noto que ya hay cierto apego y eso...

Dejo de escuchar su voz poco a poco y me centro en los arañazos que también hay en su rostro, y es que incluso con raspones y todo sigue viéndose malditamente bien; sin embargo, no sé por qué tengo la sensación de que detrás de ese rostro hay miles de cosas que aún no conozco.















.
.
.
.
.
.
.
.

Nota de autora;—
Les pido disculpas a los que siguen la novela por demorarme una eternidad en actualizar.
Esta vez no tengo excusa :'v
Os quiero<3
M.Gallardo

Operación D ©Where stories live. Discover now