꧁༒︎ᵠᵘᵉʳⁱᵈᵒ ʰᵉʳᵐᵃⁿᵒ༒︎꧂

Ahí se encontraban de nuevo, otra vez.

Sesshomaru vio a Inuyasha con odio potente cuando aquel Hanyō había protegido a aquellos humanos que lo acompañan. ¿Por qué tenía que proteger a esos humanos? Una gran parte de culpa la tenía la raza humana, poco le importaba que su padre hubiera muerto. pero lo que causaba deshonra a su muerte era porque protegió a una humana, y también al bastardo de Inuyasha.

Tessaiga. Aquella espada que le pertenecía por derecho era sostenida por ese maldito Hanyō. Esa era una de las otras cosas por las que odiaba a su padre. No solo se apareó y tuvo un hijo de una humana, si no que también le heredó aquella poderosa espada ¿Y a él? A él solo le dejó una espada inservible. Tenseiga realmente era una espada que no valía ni que él la portará ¿Para que su padre se la heredó? ¿Para proteger y salvar vidas? Si, como no.

—¡Kagome apartate!—.

Vio como la humana había sacado una de sus flechas y esta se mostró con un brillo, el cual decía que estaba cargada de energía espiritual.

Tensó sus garras sin decir ninguna palabra cuando vio al Hanyō blandir a Tessaiga.

—¡Kaze no kizu!—.

Solo utilizo un fragmento de su energía para alejarse del furioso ataque que fue comandado por el Hanyō.

Realmente no sabía, pero su instinto le decía que lo agotará, su mente decía que acabe rápido con ese bastardo. Realmente en un fragmento de segundo dudo. Pero, después se decidió por solo acabar con él.

Vio a Inuyasha distraerse un segundo y en ese entonces fue en dónde más tensó sus garras y con un rápido movimiento, el yōkai se dirigió a una gran velocidad a donde el Hanyō.

—¡¡Inuyasha cuidado!!— se escuchó gritar a dos de los humanos que se encontraban ahí.

Pero de nada servía gritar. Sesshomaru tenía ya su mano incrustada en el pecho de Inuyasha.

Vio sorpresa en los ojos del Hanyō y ahí fue cuando de dió cuenta. Alejó su mano con rapidez, y se sorprendió cuando vio que sus garras soltaban aquel conocido veneno.

—Sessho... maru...— murmuró con sorpresas el Hanyō pero aún así no soltó a Tessaiga aún que su pecho doliera.

Sesshomaru estaba sorprendido pero no lo hizo notar, pero su boca habló antes de si quiera meditar sus palabras —Un Hanyō tan débil no es digno de llevar esa espada—.

—¡¡Inuyasha!!— se escuchó gritar a Sango y a Kagome quienes habían comenzado a correr junto con Miroku y Shipo.

Pero nadie se pudo acercar, ya que en ese instante, Inuyasha gritó.

—¡No se acerquen!— y entonces lo miró a él y comenzó a toser sangre —Has logrado tu objetivo... Después de tantos años... Sesshomaru— dijo con tranquilidad el Hanyō pero un hilo de sangre comenzó a correr por sus labios.

—No seas imbécil—. Fueron los pensamientos del yōkai al ver al Hanyō quien comenzaba a toser sangre una vez más.

Antes de que siquiera diga algo, vio a Inuyasha sonreír levemente y luego se desplomó en la seca tierra. Justo en ese momento Tessaiga volvió a su estado original,un aspecto que ante el ojo se venía a una de una espada inservible, vieja y débil.

—¡¡INUYASHA!!—.

Sesshomaru escuchó los gritos como si estos estuvieran realmente lejos. Sus ojos no se despegaban del cuerpo que yacía en el suelo, inmóvil.