Capítulo 4

591 71 55
                                    

—Cachorros, hoy vamos a pintar con acuarelas. —Louis sacó los botes de pintura de distintos colores y los puso en la mesa.

Un vitoreo alegre e infantil se escuchó por todo el salón. Sus alumnos amaban trabajar con acuarelas y él también lo disfrutaba. A veces se quedaba con los dibujos que le regalaban, ellos decían "para el maestro más bonito" y Louis los abrazaba con tanto amor que les transmitía toda la gratitud de poder tenerlos.

—En esta ocasión van a dibujar su fruta favorita —indicó.

—Mami, ¿cuál es tu fruta favorita? —preguntó Daniel.

Los niños tenían algo con decirle mamá o mami. Al principio se avergonzaban por confundirlo con sus madres, pero él se había encargado de hacerles saber que no pasaba nada ni le molestaba que lo llamaran así, por lo que ya era una cosa normal entre ellos.

—Creo que...—Se quedó pensando—. Las uvas.

—Las mías también. —Mintió el pequeño.

Entre pláticas, risas y muchas manchas de pintura; terminaron sus dibujos. Louis quiso llorar cuando algunos de los cachorros eligieron pintar una fresa porque era el aroma de su mami Lou. Sin duda eran su razón para no perder la cordura en estos momentos de su vida.

La infidelidad que descubrió de su ex le creó nuevas inseguridades que nunca creyó tener. Estaba realmente enojado y lastimado. Nunca luchó tanto con los problemas de autoestima y confianza como ahora. Había cambiado todo. Justo cuando tenía planeado dejar de tomar supresores, el alfa que creyó por años que era su destinado estaba con alguien más a sus espaldas. Era una basura, dejó de creer que eso de los destinados existe, o si lo es, ya lo perdió.

Sentía tanta rabia acumulada que esta mañana se cruzó con la idea de llamar a Harry para cancelar lo que habían acordado. Ya no quería saber nada de nadie hasta que logre superar esta etapa por completo. No quería enfocarse en nada más que no fueran sus alumnos, iba a esforzarse.

⚜️

Con los anteojos cayendole por el puente de la nariz, Louis tecleaba en su computadora algunos asuntos del trabajo.

Ya era tarde y había anochecido. La vista que tenía desde su habitación era hermosa, podía ver toda la ciudad iluminada con la luna adornando el cielo oscuro.

Se preguntaba sobre la vida de cada una de las luces que brillaban. Cada una representaba una perspectiva diferente del mundo.

¿Qué persona estará detrás de cada luz? ¿A qué se dedicará? ¿Qué estará haciendo en este momento? ¿Será feliz?

Louis quisiera conocer a cada una de las personas, conocer su historia de vida y pedir un consejo para poder arreglar el desastre que estaba siendo la suya.

Por mucho que creía que el mundo se había paralizado por su situación, no era verdad. El mundo sigue girando normal como siempre. Es su alma la que quedó en un punto fijo sin dar ningún paso, con los pies pegados al concreto.

Su mente formaba ideas y recuerdos tristes, entonces su celular vibró en el escritorio interrumpiendo. Lo que Louis leyó le hizo dejar de inmediato lo que estaba haciendo y bajar de su departamento con un poco de prisa.

Al estar en la recepción se detuvo en la entrada, con los vidrios polarizados no podía ver si Harry era el que estaba adentro de la camioneta, pero el mensaje decía que se subiera a la range rover y esa era la única que había. Caminó hasta allí, abrió la puerta y se subió al copiloto.

Harry lo miraba sin decir palabra alguna.

—Creí que hoy no nos veríamos. —Louis tuvo un impulso de darle un beso.

Poisoned soul Where stories live. Discover now