Capítulo 2: Un berceuse para él

14 1 0
                                    

Caeleste

Camino oculta por la caperuza que me devolvió Lucifer en las afueras del Valle de Ánimas.

Me llevó en brazos a través de unas montañas bañadas en raíces espinosas. Admiré su altruismo, pero me dio un poco de lástima oír algunos de sus quejidos cuando los pinchos lo rozaban. Llegamos casi a la alborada a Páradis, donde aún había hombres que custodiaban los aledaños del pueblo.

Con sigilo, Lucifer me pidió que lo esperase tras un arbusto, y eso hice. A los minutos, escuché gritos despavoridos y a uno de ellos rogar por su vida.

Prefiero permanecer en la ignorancia sobre lo que hizo para espantarlos.

—¿Piensa en mí, señorita? —Doy un salto al sentir el aliento del aludido en mi mejilla. Está inclinado hacia mi rostro.

—No es de mi agrado desperdiciar mi tiempo.

Él hace un puchero, pero su sonrisa pronto lo acapara y se endereza.

Me ignora y continúa rumbo a mi hogar. Lo alcanzo y jalo la manga de su levita en un intento de llamar su atención y que se explique, pero me detengo de golpe al toparnos con mi padre.

El chillido que sale de mí por la sorpresa hace que me reconozca, y lo noto cuando sus cejas se encuentran y su semblante se torna impertérrito. Nada aquí en la tierra ni que considere inferior le infunde temor.

—¿Caeleste...? —Tantea con las manos su espacio para orientarse.

Trago duro, vislumbro su cuerpo demacrado y con marcas que caminan sobre su piel. Su camisola y pantalones están sucios, y la telita blanca que encubre sus ojos muestra las visiones de tormento que imponen en él.

—¿Qué haces aquí? —vocifera y siento a Lucifer tensarse al sostenerlo por el antebrazo—. ¡Vete, y no vuelvas más!

Me encuentro con los ojos de Lucifer y jadeo al notar mi respiración entrecortada. Él lleva su mano hacia mi mejilla y me sorprende al dejar una caricia. Suspiro y me vuelvo hacia mi padre. Me aproximo con sutileza y le tiendo un pedazo de madera tallada, perteneciente a la familia.

Un recuerdo para ellos, que se sumieron en la oscuridad.

—No volveré pronto. —Encierro su puño con el mío y veo una gota deslizarse en su pómulo—. Esto es para que no me olviden.

Entrelazo mis dedos con los del hombre que recién he conocido y corro en dirección contraria al escuchar los pasos ajetreados de corceles. Nos siguen debido a los prontos alaridos de mi señor que pronuncian mi nombre.

—¡Ven! —Él me guía en una ruta que no he visto antes, y doy un último atisbo a mi hogar antes de perderlo de mi visión.

—¿A dónde me llevas? —susurro.

Lucifer se detiene un instante y me contempla con su intensidad característica.

—A cumplir la promesa.

El galopar de los caballos nos alcanza y él me toma entre sus brazos, haciéndome vacilar. Mis latidos se aceleran, y parece notarlo al mirar con rapidez mi corazón.

Una ráfaga súbita nos cubre cuando comienza a correr a una velocidad inhumana entre los escombros desconocidos de este paradero. Cierro mis párpados y me dejo mecer por la tranquilidad de su toque, aferrándome a su pecho. Sin quererlo, araño su piel con mis uñas y suelto un grito cuando percibo que ya no tocamos suelo.

Rodamos en una colina inferior y nos quejamos con las ramas y troncos que nos golpean con cada vuelta. Derrapamos después de largos segundos. Nuestra agitada respiración corta el silencio.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 04, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La música de GauthieerWhere stories live. Discover now