Brandy estaba que no se la acababa. Su pequeño angelito dió sus primeros pasos.
Lo tomó en sus brazos y le dió un abrazo lleno de amor.
-Mi niño hermoso, ya diste tus primeros pasos!- dijo Brandy.
Brandy lo miró a los ojos y sonrió. El pequeño Johnatan la miró y sonrió.
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Unos días más tarde.
Brandy regresó de la escuela de madres con Johnatan. Brandy estaba feliz por los avances que estaba haciendo su hijito adorado.
Decidió hacer una comida especial para el bebé y hacer una ensalada para ella.
Estaba lavando los trastes cuando escuchó algo atrás de ella, era Johnatan, que estaba balbuceando algo cuando entre todo su balbuceo dijo:
-M-ma-mamá.- dijo Johnatan.
El corazón de Brandy se derritió al escuchar a su niño decir su primera palabra. Estaba tan eufórica que empezó a bailar de la emoción que tenía.
Su bebé, su angelito ya podía hablar y la llamó mamá. Su corazón latió a mil por segundo por la emoción del momento.
Habló con Chilli, la cual también se mostró alegre por escuchar tan buenas noticias.
Chilli estaba realmente feliz por su hermanita, no la había visto tan feliz en mucho tiempo y pensaba que su hermana iba a ser la mejor madre de todas, aunque no fuera su madre biológica de Johnatan.
Pero algo en la mente de Brandy la molestaba aún. Algo que sabía que tenía que decirle a su niño cuando cumpliera los 15 años.
