Capítulo 1

66 9 10
                                    

Odio ser débil, por eso no lo soy, y odio más aún qué la gente crea que soy débil, por eso este hombre esta tirado inconsciente en el piso con moretones y probablemente tres costilla rotas. No fue mi culpa que el terminara así....bueno, si lo fue, pero el me provocó.

Era un día normal de trabajo, el bar estaba lleno, los platos volaban de aquí a allá, hombres tirados en el piso, mi jefe regañando a cualquiera que se le cruzara en frente, y yo atendiendo mesas, sirviendo comida y alcohol, más alcohol qué nada, lo normal, de todos los días.

Nuestro bar era conocido por ser el lugar más desastroso de toda la isla, la comida no era buena, pero aquí todos podían hacer casi todo lo que quisieran, eso atraía a todo tipo de personas; ricos, pobres, comerciantes, ladrones, vagabundos, pervertidos, prostitutas, marines,... piratas.

A veces los piratas pueden ser algo tontos, no me mal entiendan, soy consciente de que hay varios piratas que son impresionantes, y los admiro, de verdad, peeeero, hay otros que..., pues ya ustedes entenderán. 

Eran las malditas 11 de la noche, ya faltaban unas pocas horas para cerrar, y no había sido un día tan malo, digo, nada había pasado de algunos platos rotos o alguna mesa volteada, todo iba "bien", hasta que unos idiotas, que piensan que la mejor manera de conquistar a una mujer es insultándola, llegan y lo cagan todo, estos animales llevaban un rato intentando que cualquier mujer que pase delante de su mesa quisiera tener sexo con ellos, pues tan solos y desesperados están, que si alguien viene y me dice que cogieron entre ellos, no me sorprendería, y yo no hubiera tenido ningún problema, siempre y cuando no hubieran pasado el límite de cliente-mesera; pero como ya dije antes, estos imbéciles, no entienden nada de límites. 

-Oye puta, ¿por qué no vienes aquí y haces que pase un buen rato, eh?

Por dios que poca clase tiene este hombre, que alguien le de un puñetazo, pero ya. -Si necesita esa clase de servicios, las prostitutas están de ese lado-.

-Vamos, ellas no tienen un culo como el tuyo, ven y dale un buen uso.

De verdad ¿nadie le quiere dar una paliza a este tipo?, mírenlo, es tan golpeable. -Señor, le advierto, que si sigue molestando, me veré obligada a echarlo del establecimiento- siempre es bueno ser amable; pero tengo un límite, que, de nada me sirve mentir, es muy fácil sobrepasarlo. 

-¿Tú?, ¿darme una paliza?, ¿a mi, acaso sabes quién soy niña?- supongo que, como nadie va a golpearlo, lo puedo hacer yo, ¿no?


━━━━━━✧♛✧━━━━━━


Narrador omnisciente

-¡Luffy! ¡No corras!- gritó una pelinaranja mientras veía como un pelinegro con sombrero de paja corría hacia un bar, atraído por el olor a comida. -¿ y ustedes que se quedan mirando?, ayúdenme a ir por el- las personas que se encontraban detrás de ella, asintieron, cada quién a su manera.

-Si, Nami-swaaan- dijo el rubio con corazones en los ojos.

Por otro lado, el pelinegro iba llegando al bar. Al abrir la puerta, vio a una chica alta de pelo negro, golpeando la cabeza de un hombre contra la mesa, provocando que esta se rompiera, y cachos de madera salieran volando, Luffy tuvo que esquivar uno, moviendo su cabeza a un lado, el pedazo de madera se clavó en la pared.

-____________, ¡Cálmate, vas a destruir el lugar¡- dijo un hombre que parecía ser el dueño del bar, este mismo trataba de agarrar a __________ de la cintura para que no se moviera, mientras que la chica no dejaba de moverse, tratando de soltarse.

-¡Suéltame maldito, voy a darle una paliza a ese tipo, ¿quién se cree que es para hablarme así?, es un imbécil, suéltame, le voy a romper ese pito del que tanto presume!- la ojigris pataleaba y se retorcía tratando de que aquel hombre la soltara, poco a poco se iba calmando hasta que, por fin, dejó de moverse.

-¿Ya te calmaste?

-Ya, ¿puedes bajarme?

En cuanto ___________ tocó el piso, se dirigió lentamente hacia el hombre al que hace poco había estrellado contra la mesa, el cual,  apenas estaba logrando ponerse de pie y con ayuda de uno de sus compañero.

- Ya verás maldita, te vas a arrepentir de esto.

La ojigris le asestó un rodillazo en los testículos, devolviéndolo al piso. - Lo que digas bombón, aquí está tu cuenta- dijo dejando caer un papel en la cara del tipo. - Paga, vete y con suerte, no volverás a verme, a menos que decidas regresar, claro, y si es así, espero que no me vuelvas a molestar.

El hombre, quien se encontraba tirado en el suelo bocabajo, lenta y dolorosamente sacó unos billetes de su pantalón y los dejó sobre el suelo, después de hacer esa última acción, calló inconsciente. Mientras que el chico de sombrero de paja, que no había parado de mirar asombrado (embobado) a la chica, empezaba sonreír de oreja a oreja. 

Una pelirnaranja, un peliverde, una pelinegra y un rubio iban entrando al lugar, viendo todo el desastre que había.

- ¡Luffy!, ¿qué crees que estas hacien- la pelinaranja fue interrumpida por el pelinegro

-¡Oye, tú!

-¿Quién?- preguntó la mesera, mientras volteaba a los lados para comprobar que si le estuviera hablando a ella. -¿Yo?.

-Conviértete en mi reina pirata-. Exclamó el sonriente chico con una gran energía y totalmente convencido.

-¿QUEEEÉ?- gritaron todos en el lugar, especialmente los recién llegados.

Se mi reina pirata (Monkey D. Luffy y tu)Where stories live. Discover now