—Ya sabemos que la perra cobarde que se cree líder de la élite necesita que la cuiden de nosotros—digo. —Solo quiero saber porque Jessica está comprando las propiedades cerca del límite.

Me voltea a ver.

—Yo no les dire nada, traidores de mierda—Escupe con rabia.

Atlas toma el vaso de Axel, y lo hace trizas en su pecho. El brujo suelta un alarido de dolor, poco a poco el liquido penetra su piel, quemándola con intensidad.

—Cariño, traeme la botella de vodka, nuestro amigo esta sediento—Le pide Atlas a la camarera.

—Vamos, Axel, ambos sabemos que no eres tan leal a la alianza— Le recuerdo. — Que diria la alfa si supiera que metes humanos a sus territorios para vender la sangre aun caliente para ganarte unos pesos extras.

Le llega la botella, y Atlas le echa más polvo. Me inclino en la barra, sosteniendo mi cabeza con la mano. El brujo suelta un suspiro, con aires de resignación.

—Quiere hacer un muro— Murmuró.

—Mira nada más, por fin tomaron tu idea del muro— Digo con diversion.

Él asiente lentamente.

—Sera una frontera con el limite, tendra guardias y brujos las 24 horas, comenzaron a construirla hace meses, es de mas de 10 metros, ya casi cubren la zona sur pero...

—¿Pero qué? —Espeto.

—Celeste Ferreir no le quiere vender su terreno y es donde hay más fugaz—Asiento.

—El limite de verdad se esta abriendo—Musité con sorpresa.

Siento como alguien a mis espaldas pica mi hombro con insistencia. Pongo los ojos en blanco y volteo a la camarera, le hago un ademán para que largue y vuelvo a mirar a Axel.

—He oído rumores que se están provocando fugas porque alguien está sacando híbridos del límite— Fruncí el ceño. — Varios han visto una sombra negra...

Suelto un gruñido con exasperación, y volteé nuevamente hacia la castaña.

—Bonita, estoy en medio de una conversación— Espeto de mala gana. —Lo que sea que quieras no me interesa.

—Alguien la busca, Amina Belanger— Avisa en un tono de voz, casi robotizado.

Atlas y yo compartimos miradas. Ninguno de nosotros habiamos dicho nuestros nombres. Alguien más la hipnotizó.

—¿Quien?—Pregunte.

—Diana Ayleen— Sonríe.

Siento como mi cuerpo se tensa de tantas emociones al mismo tiempo. La mujer mantiene esa sonrisa de confianza.

—Me pidió que le entregara esto antes—De su mano se extiende un collar plateado.

Lo tome, el dije era de onyx, el que estaba segura había perdido en el límite cuando Giselle la secuestró. Miro a la chica, y ella me hace una seña para que la siga. Sin meditarlo, doy un paso para seguirla.

—Amina, podría ser una trampa. —Atlas se posiciona a mi lado, tomándome del brazo. Antes de susurrar. —Recuerda que la marca nos está debilitando.

—Axel se esta escapando—Digo.

—¿Qué?—Gira su cabeza. El brujo sale duras penas fuera del bar y sin pensarlo comienza a gritar— ¡Hey! ¡Hijo de puta!

Atlas comienza a correr. Y yo sigo a la chica. Ella tenía la mirada fija al frente. Me lleva a zona de servicio, para salir por la puerta trasera al callejón donde estaban los contenedores de basura.

Sword Onyx [3]Where stories live. Discover now