Capítulo 6: Un nuevo aliado

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—¿La mataste? —dijo Lundra acercándose.

—No, no— dije inseguro viendo que aún seguía inconsciente. Acerqué la oreja a su cara, para oír si respiraba y ¡Zaz! me dió un fuerte cabezazo que me tiró al suelo. —¡¿Qué demonios te pasa?! —sentía como se me partía la cabeza en dos. Super fuerza, si, super fuerza.

—¿Estás bien? —me ayudó a levantarme Lundra.

Medio atontado, me acerqué a la super chica y volví a atarla por más que se resistiera. Esta vez sellé yo mismo el hechizo que la sujetaba, de manera que solo yo pudiera desatarla.

—Tus truquitos mentales no volverán a funcionarte, linda. —-Aseguré todo y me llevé a Lundra fuera mientras le contaba lo que había pasado con el centauro.

El centauro seguía allí tendido y me llevé una mala mirada de Drimmar por tardar tanto, en respuesta me encogí de hombros.

Lundra hizo su magia y curó las heridas del centauro. Los colores hicieron su trabajo y todo su dolor físico se desvaneció. Se puso de pie y Drimmar ordenó que lo alimentaran.

—¡Drimmar! —llamé acercándome antes de que se escondiera en su tienda.

—¿Si?

—Quería saber, ¿qué va a pasar con la cazadora cuando nos vayamos, imagino que pronto? —se quedó fijo mirándome —no entiendo tu mirada.

—Rowent, ella ya no nos sirve y solo es un peligro.

—¿Me estás diciendo que la vas a matar?

—¿Qué otra alternativa tengo? Dime. Todos le temen y nadie la sabe controlar.

—Yo puedo controlarla.

—Rowent, yo te necesito a ti a mi lado, no cuidandola a ella.

—Puedo hacer las dos cosas. Un poco de magia la tiene bien sujeta. No la mates.

—¿Por qué no quieres que la mate? —Buena pregunta.

—Porque... porque tiene muchas habilidades, tal vez podemos ponerla de nuestra parte— se echó a reír fuertemente.

—Ay amigo—dijo entre risas— es una cazadora, eso no va a pasar.

—Vamos Drimmar, no te apresures a matar, déjame intentarlo y si la cosa se sale de control, seré yo mismo quien le de muerte.

Se cruzó de brazos pensativo y luego dijo:

—Está bien, pero es tu entera responsabilidad. No quiero que ninguno de mis hombres se queje por ella. Si quieres una mascota, hazte cargo. Ahora enlístate que partimos al amanecer.

Entró a su tienda y desapareció.

La noche anterior me había dejado dormir en su tienda, ahora no tenía dónde hacerlo. Opté por volver a donde la cazadora. De todas maneras todos partiríamos en la mañana. Todo estaba silencioso y ella parecía estar dormitando. Debía ser muy difícil dormir en esa posición.

Encontré un rincón no tan duro y me recosté, estaba alcanzando el sueño cuando su voz me despertó.

—¿No tienes otro lado donde ir?

—Ah, perdón. ¿Tendría que haberte consultado? —resopló molesta.

—Que molesto eres.

—¿Por qué no te duermes y ya?

—¿Por qué no te acomodas como yo e intentas dormir?

—Es solo por hoy, mañana dormirás más cómoda.

El Despertar de la Magia OscuraWhere stories live. Discover now