Capítulo 9

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Francesco.

__ ¿Verdad que sí podemos ir? - le pregunta el chiquillo extrovertido que le habla a William. - Así tomaré más fotos para mí mamá.

El neoyorquino me mira, acribillandome con los ojos. Está molesto, pero mal por él. No soy quien le va a quitar la pendejada.

__ Sabes que ahorita no hay tiempo. Acabo de conseguir trabajo y...

__ Mi nana puede ir conmigo. - insiste. - Además solo serán unas horas.

Aunque quiera negarse, no puede hacerlo y termina cediendo al hijo que no había imaginado tenía. Creí que no tenía pareja, pero al parecer también está en una situación similar a la mía.

__ Está bien, hablaré con el señor Francesco para ver cuándo se puede. - le dice dejando que el chiquillo se vaya alegando que le contara a la nana.

Es un crío de unos diez años como máximo, el cual con solo una respuesta favorable se emociona.

__ ¿Señor Francesco? - increpo conteniendo la risa. - ¿Ahora nos trataremos así, señor Davis? - pellizca el puente de su nariz. - No me decías así cuando...

__ ¡Basta con eso! - grita por lo bajo. - Quedamos en que esto sería cosa de una vez y ya. Cada uno con su vida.

__ No te vine a buscar. Ni siquiera sabía que estabas aquí. - contesto. - Conocí a un niño curioso que pregunta todo lo que ve, contesté como normalmente se hace y ambos acordamos que sería una pena dejar sin visitar un viñedo que tengo abandonado. Luego supe que era tu hijo, no antes.

__ No es a lo que me refiero. Lo que quiero es que dejes de recordar lo ocurrido, es un pasado que se debe dejar como está y ya. - reitera. - Con lo del viñedo, aún lo dudo. No creo que sea conveniente una visita a...

__ Como quieras. No estoy para rogar, le dices a tu hijo que se cancela todo. - sigo el camino para irme. Terminando las conversaciones con Dante sobre lo reciente con la 'Ndrangheta quiero regresar a Florencia.

__ Francesco. - me habla. No me detengo, solo giro el cuello. - ¿Se puede el lunes?

__ ¿Se puede? - devuelvo. Solo asiente.

Con la resolución de la nueva organización, la culminación del entrenamiento de Dmitry y su reintegración a la mafia, hay que instruirlo con lo del alto mando, lo que da para quedarme un tiempo más en Moscú. Si lo quisiera. Pero no con éle infierno que tengo en la cabeza.

Abordo la camioneta con todos los combatentti que custodian mi salida de la propiedad de Dante. Me gusta viajar solo, en cierta medida se trata de la paz que me da no tener a tantos cuidando algo que puedo hacer por mí mismo.

Saben cómo dispersarse cuando llego, por lo cual no hace falta que diga nada al momento de llegar a la pista. Todo es simplificado a ser yo con mis pensamientos.

No creí volver a verlo, incluso el encuentro para el dichoso café había perdido entre tanto estos días. Pero ahora tengo el impulso de recordarlo. Aunque sé que no lo haré.

Nunca había sentido el deseo de arrancarme la cabeza por pensar mucho en un solo objetivo. Porqué es lo que debió ser nada más, como ha pasado desde que tengo uso de razón.

__ Debo hablar contigo. - me dice Donato cuando piso el mármol de la mansión Rizzo.

__ No quiero bancarme otro de tus reclamos ahora. - deniego. - Por un día, déjame al menos respirar.

__ No es al capo de Italia que quiero, sino a mi hijo. - aclara. Cuando dice eso es porque nada bueno se debe esperar.

Freno mis pasos. Todos se retiran y me froto la frente al verme enmedio de la sala con un hombre que solo ve por una vida que no quiere ceder.

Impact (Libro 4 Dinastía Indestructible) Where stories live. Discover now