No puedo evitar querer verte

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Los chicos se fueron a la habitación y yo me fui con Tom.

- He vuelto. - Comenté sonriendo. - Ves que no he tardado tanto. - No había nadie en la habitación. - ¿Tom?.

- __________... - Escuché decir a Tom.

Le busqué, estaba en el suelo al lado de la cama.

- ¡Tom!, ¿qué haces ahí?. - Anuncié mientras le ayudaba a levantarse del suelo.

Se tumbé en la cama, miré su mano y tenía una botella de vodka por la mitad.

- ¡Qué es esto!, ¡por qué has bebido!. - Comenté quitándole la botella de la mano y dejandosela en la mesilla de noche que tenía al lado.

- Me aburría solo. - Respondió. Apenas se le entendía, ni siquiera hacía el intento de vocalizar.

- ¿Y esa es tu forma de no aburrirte?, pareces tonto. - Comenté mientras le tumbaba bien en la cama. Él era el único que no se había cambiado todavía.

- Ven conmigo. - Contestó.

- No, no quiero.

- Ven. - Agarró mi mano y me atrajo hacia él, me caí encima de él y me tumbó a un lado de la cama mientras me miraba.

- Apestas a alcohol. - Respondí.

El chico se rió. Me le quedé mirando el piercing que tenía en el labio.

Me miró. Trató de besarme pero me aparté y me senté enfrente de él en la cama.

- Tom estás bebido. - Comenté.

- Sé lo que hago. - Anunció acercándose a mí.

- No, no lo sabes.

- ¿No quieres?. - Preguntó.

Me quedé callada. - Sí, sí que quiero, pero no quiero que creas que me aprovecho de tí porque estás bebido.

- No me importa. - Se acercó más a mí.

- A mí, sí me importa. Tom es mejor que durmamos, mañana te arrepentirás de haberlo hecho.

- Sería de la única cosa en mi vida de la que no me arrepentiría. - Anunció mientras se tumbaba para dormir.

Me levanté de la cama y caminé hacia una silla, agarré una manta y le tapé todo el cuerpo.

Me tumbé a su lado y me metí en la cama.

Me dormí casi al instante.

Me desperté por la noche. Me levanté al baño. Cuando terminé regresé a la cama, me tumbé por encima de la sábana porque tenía un poco de calor. Me giré para dormir. Pasó un rato y seguía sin poder conciliar el sueño.

- ¿Tú tampoco puedes dormir?. - Comentó Tom.

Le miré raro. - Pensaba que estabas dormido. Pero no, no puedo dormir, ¿y tú?.

- Yo tampoco, cuando te levantaste al baño me desperté y ya no puedo dormir.

- Oh, perdón. - Respondí apenada.

- No te preocupes, ¿quieres que hagamos algo?. - Respondió sonriendo, la luz que entraba por la ventana me permitía ver un poco su rostro.

- ¿Qué propones?. - Pregunté.

- Cambiate de ropa y espérame abajo.

Asentí. Me fui a mi cuarto y me cambié de ropa. Me puse los pantalones que tenía durante el día y una sudadera negra.

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