Reímos por lo tierno que fue eso —¿Y tú Baby?— Me pregunto Dorian.

—Está en la ducha con Alen— Me acerco a ellos y acaricio el cabello de Sam —¿Notaste su primer berrinche?—

—Uff claro que sí, es la primera vez que la veo tan caprichosa—

—También nos sorprendió— Me siento a su lado —Es genial que ya se esté adaptando a todo esto—

—Solo era tiempo para que se adoptara aún mas—

Nos quedamos unos minutos más hablando entre nosotros, Dayana y David se unieron minutos después. Se me hizo muy raro que Alen y Melody no hayan bajado, cuando decido ir a buscarlos ellos bajan por las escaleras. Alen tiene una sonrisa grande y Melody está escondida en su cuello.

Me acerco a ellos —¿Nena?— Beso su hombro.

—Hola Papi— Sale de su escondite y me regala un tierno beso en los labios —Papi, ya estoy lista—

—Qué bueno mi amor ¿Pero por que duraron tanto?— Miro a mi hermano.

Este se me acerca y me susurra —Nuestra niña se despertó muy caliente—

Muerdo mi labio —Umm ya veo— Miro a mi nena con mejillas rojas, levanto un poco su barbilla para ver su cuello y observar las pequeñas marcas que porta —Se ven muy deliciosas en ti, cariño—

—Papi— Dice con vergüenza y se vuelve a esconder haciendo que se me escape una risilla.

Mi hermano y yo sonreímos por tal acción, Melody puede llegar a ser muy penosa y a la vez muy lujuriosa cuando quiere. Nos sentamos en un sofá aparte de los chicos, Alen acomoda en Melody en el medio de ambos y Melody balancea sus pies al no llegarles al piso. Nos mantuvimos hablando, más que todo Cindy hablando de su fiesta y las cosas que quiere hacer, también los regalos que quiere. Marcos y David solo la miran rodando los ojos a cada palabra que hace, pero sin quitar su sonrisa, Cindy es la más mimada y consentida de todas.

—¿Daddys, cuando comemos?— Miro mi celular para ver la hora.

—Creo que ya va a estar la comida, mi amor— Beso su frente —Nos avisaran cuando esté lista—

—Está bien, Daddy— Apoya su cabeza en mi brazo, parece una muñequita delante de nosotros, tan pequeña y delicada.

Agarro su mano y le dejo varios besos en su dorso, ella me mira con una sonrisa y luego presta atención a lo que sea que diga Cindy. Nuestra Melody es única, no es una Baby que siempre pide cosas innecesarias y mucho menos caprichosa, ella es feliz con lo que tiene y lo es más aun cuando come cualquier alimento.

—¿Papi, podemos comer sushi?—

—No lo sé, mi amor, creo que no tenemos los ingredientes para hacerlo—

—¿Podemos comprarlos y lo hacemos nosotros?—

—No hay un supermercado cerca, ¿Qué tal si lo hacemos cuando regresemos a casa?—

—Está bien Papi— Se queda en silencio y vuelve a hablar —¿Que comeremos?—

Alen y yo nos miramos, tratamos de no reír por lo tierna que se ve nuestra bebé cuando está desesperada por comida. Suele ponerse de esta forma cuando de verdad tiene hambre y ya quiere comer algo.

—Mande a que hagan una pasta con salsa bechamel, con camarones, jamón cocido y champiñones. Una ensalada griega y para ustedes jugo de naranja, para nosotros vino—

—Umm suena rico— Mueve más rápido sus piernas —¿Y de postre?—

—Pastel de chocolate, especialidad del chef— La miro con una sonrisa —¿Dónde te cabe tanta comida?—

—Adoro comer, cabe en donde sea, pero cabe— Ríe.

Niego levemente, mi niña es un caso con su apetito. Unos minutos después una empleada se nos acerca y nos informa que la cena esta lista y servida en el comedor. Mi nena es la primera en levantarse, Alen la carga para ir al comedor. Mi hermano se sienta con Melody en sus piernas, nuestra nena esta que babea por la comida servida y suelta una risilla feliz de por fin llevar alimento a su estómago.

—Buen provecho a todos— Dice Alen.

—Buen provecho— Responden todos al mismo tiempo.

Melody no aguanta mucho y empieza a comer, sus ojos brillan y deja escapar un grito bajo de mucha emoción. Todos los Daddys la miran y sonríen por su ternura, Melody al darse cuenta se sonroja, pero eso no deja que deje de comer.

—¿Te gusta mi amor?— Le pregunta Alen.

—Está muy deliciosa, la sala está perfectamente cocinada y los camarones están frescos y deliciosos, la pasta está en su punto y muy suave—

—Qué bueno que te guste mi amor— Limpio sus labios —Come tranquilamente, no queremos que te ahogues— Le acerco su vaso con jugo, ella lo acepta y bebe un poco.

Seguimos cenando con tranquilidad, a veces le dio una mirada a Melody a ver si está sucia o no. Mi nena solo está concentrada en comer y disfrutar su cena al máximo, no está al tanto de lo que hablamos así que está sola en su mundo de alimentos. Las chicas también disfrutan de su comida, Cindy al igual que a mi nena le gusta comer, Samantha come más ensalada que pasta y Dayana está disfrutando de su cena con una sonrisa. Nosotros solo las mirábamos con una sonrisa en nuestros rostros, ver a nuestras babys de esa manera tan feliz nos hace a nosotros muy felices. Quiero que esta armonía sea para siempre, cada día de nuestras vidas quiero estar así, tranquilo, con mi hermano y con nuestra pequeña Melody a nuestro lado.

Mis Dos DaddysWhere stories live. Discover now