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-tuviste diarrea en quinto grado y te cagaste al estornudar.- chasqueé la lengua- que mala suerte, Mela- leí en el viejo diario que pertenecía a Mela cuando era pequeña.

-¡pinche pendeja que me lo des, tengo que quemar esa mierda ya!.

Mela trataba de saltar encima de mi cabeza para agarrar el diario.

-¡ay!, buena imbécil , este diario es de hace años, a nadie le interesa- me quejé como niña, ella hizo un puchero que parecía que se estaba cagando.

-Skyler Brown, dame el diario- demandó la castaña, sonreí y puse mi mano en su cara para seguir leyendo.

A ver, ¿con que te puedo amenazar en la nueva escuela?, oh, ¿cuándo te llego Andrés cuando llevabas tu pantalón blanco en pleno centro comercial?, sin darme tiempo se arrojó encima de mí y caímos las dos en el piso.

-¡Auxilio!, ¡una rinoceronta me cayó encima!, ¡ayuda!, ¡creo que voy a morir!- grité.

Una mamá enojada apareció por la puerta quitándome el diario,  halando por los moños a Mela para que se quitara de encima mío.

-no puedo dejarlas un solo segundo, ¡un segundo!, solas y ya están discutiendo, no sé que hacer con ustedes, ¡irán a una universidad!, ¡maduren!- vociferó la señora.

-no soy una fruta...- mamá me interrumpió.

-terminas la frase y te lanzo mi pantufla, te dejaré la marca en la cara y nadie se fijará en ti.

-ay mama- rodé los ojos. -soy irresistible.

Evadí las pantuflas de mamá como Jackie Chan en sus películas y salí por la puerta como sí la policía me hubiera agarrado con drogas y tuviera que correr por mi vida.

Estaba en la sala, sentada en el sofá, me había cansando se correr.

*¿pero qué dices, no llevas ni dos minutos?*

*cállate pendeja*

Regañé a mi conciencia. Bueno, iremos a la universidad de washington DC, voy a ser libre por fin de toda potencia extranjera y de toda potencia de mamá . No se si me mudaré con la bruja de mi hermana, no nos soportamos y la mayoría del tiempo nos las pasamos peleando por cualquier mierda, digamos que así manifestamos nuestro grandísimo afecto. Mi nombre completo es Skyler Monica Brown, pero todos me dicen Sky, o así prefiero que me digan los amigos. Tengo 17 años y jodo mucho.

Estudiaré diseño de modas y pienso destacarme como la próxima diseñadora más destacada del mundo. Si, sueño demasiado alto, pero por ahí se empieza. Mi personalidad es una mierda comparada con la de mi hermana, quien es la flor de primavera y la muchacha mas iugh, que he visto. Mamá me vió en la sala y con sus ojos verdes sólo me amenazó, para que saliera corriendo como auto de fórmula 1 hacia mi cuarto a arreglar las maletas y recoger el desastre donde encontré el diario vergonzoso de mi hermana. No obstante tan vergonzoso, sino que mi hermana es super torpe y todo le da verguenza, cuándo se meta conmigo, la amenazo.

Algo me dice que moriré siendo desgarrada por un animal, soy demasiado mala.

Recogí mis maletas y todo el desorden que causé y las bajé, mamá nos esperaba en el auto, estaba un poco triste mirándonos, Mel y yo, nos la pasabamos discutiendo y ella ya estaba acostumbrada a nuestros pleitos, obvio nos va a extrañar mucho. El viaje a el aereopuerto se hizo corto, mamá nos acompaño en todo el proceso, comprando los boletos, haciendo varias filas, comiendo tacos mientras nos llamaban. Hasta que por fin, nuestro vuelo estaba listo. Mamá se paró, tenía un bigote de salsa, pero lo dejé ahí por que solo me causaba risa, pero Mela agarró una servilleta y la limpió, dañando mi momento. Hija de puta.

-ay Dios mio las voy a extrañar- lloró, Mela y yo sonreímos al mismo tiempo y nos dimos un abrazo grupal- las amo, Melanie, controla a Skyler -rodé los ojos y otra vez nos asfixió en un abrazo y entre tanto amor, nos montamos en el avión.

No sin antes discutir, sobre quien quería el asiento frente a la ventana y Mela casi me rompe el cuello, subiendose encima de mi, para sentarse y yo sin más remedio la dejé, me senté a la par, ¿qué podría ser peor?.

Y me callé al ver a un tipo con sobrepeso mirar el asiento, de su piel transpiraba grasa, oh por Dios, ¡sio!, ¡vete!. Pero se sentó, quería llorar. Como no cabía en el sillón se trató de acomodar, pegando su grasiento brazo en el mío, oh padre celestial, sálvame.

Así pasé las horas, quería vomitar, llorar y ahorcarme. Llegamos y yo casi vuelo bajando del avión, tengo que buscar detergente del bueno para quitarme la grasa de ese chico, puta madre.

No tuve tiempo a entrar al baño, Mela me haló con todo y maletas, diciendo que teníamos que encontrar un taxi para irnos, obedecí, allá me desinfectaría. El estado era frío, me congelaba, las personas se veían amables. Cogimos un taxi y llegamos a la uiversidad washington University (nombre ficticio), era grande.

En una parte se veía edificios, que supuse que eran los dormitorios y en otro las aulas. Los chicos se nos quedaban mirando, eramos nuevas y bueno, comenzamos a caminar y entramos a la dirección, nos dieron nuestras habitaciones, gracias a Dios íbamos a estar una en una habitación y la otra en otra, este año me dice que saldrá bien.

-¿cuál bloque te tocó?- me preguntó mirando sus papeles, yo ojeé los míos.

-bloque D, ¿y a ti?- me miró triste.

-bloque A, suena ilógico, pero me harás falta- sonreí y la arrastré hacia mi, para abrazarla, ilógicamente yo también la extrañaré, extrañaré no discutir por la mañana, la tarde y la noche.

Nos despedimos, caminé hasta mi bloque y subí las escaleras, la habitación 3 del segundo piso, entré las llaves y abrí y sonreí, era hermoso. Había muchos ventanales y entraba mucha luz, tenía una mini cocina a la izquierda, unos sofás con una pequeña plasma de 39 pulgadas y un pasillo corto con dos habitaciones, de una habitación salió una exhuberante chica, me miró de arriba a abajo y luego sonrió.

-hola nueva compañera- saludó cortés - soy Lilith Sall- su cuerpo era de diosa, su cabello era negro como la noche y sus ojos eran grandes y azules como el mar, su piel era extremadamente pálida, su altura era elegante, juré ver unos ojos rojos o estoy alucinando.

-yo soy Skyler Brown -me sonrió.

-esa es tu habitación y por favor, no entres a la mía, ¿si?.

La miré raro, pero solo asentí, pasé por su lado mientras ella apuntaba a la habitación derecha, y mientras lo hacia pude oír como aspiraba, que chica más rara. Cerré la puerta detrás de mi y me dejé caer en la cómoda cama.

Esa chica, además de parecer una diosa, ocultaba algo, tenía siempre ese sexto sentido. Dejé las cosas en el piso y empecé a acomodarlas, escuché la puerta de la sala abrirse y cerrarse, pero no le hice caso. Ya cuándo estaba todo en su sitio, me preparé algo de cenar mientras hablaba por telefono con Mela, me dí una ducha y luego me fui a dormir.

Desperté, me vestí, un suéter crema caído de un hombro, unos pantalones ajustados y unos botines cremas, con mi cabello suelto, no me maquillé, pues no me gusta. Salí disparada, no quería llegar tarde, además tenía esa necesidad de ver a mi hermana, como si no se encontrara bien. Algo en mi mente me lo mencionaba, a ver, bloque A, ella me dijo que era en el piso 3, subí y de inmediato abrí la puerta del dormitorio 6, estaba abierta sorpresivamente, estiré mi cabeza y entré.

No me llevé muy buena impresión, mi hermana estaba acorralada en la pared por un sujeto desconocido. El sujeto, mi hermana y todos los demás me miraron, ¿qué estaba pasando aquí?.

Esclava del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora