Nadie puede entender cómo de un día para el otro la vida que tanto habías soñado y creado te la quitan sin permiso alguno.
A Sophia le bastaron dos días y el apocalipsis para que toda su historia llegara a su fin.
Se la arrancaron de las manos.
Y re...
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Sophia nunca en su vida había pasado tanto tiempo debajo del agua.
Estar expuesta al constante frío extremo hizo que una vez que su cuerpo tocó agua caliente no quisiera salir más de allí.
Estuvo alrededor de 40 minutos disfrutando la relajación que le brindaba a sus musculos, pero también lo uso para descargar toda la angustia que cargaba en sus hombros.
Dejó que las lágrimas se mezclaran con el agua de la ducha, se obligó a olvidar aquellas imágenes de Daniel y su nueva familia y nuevamente dejó a su corazón carente de alegría.
Salió a la fuerza, luego de que Ellie golpeara la puerta pensando que algo le había pasado por todo lo que tardaba.
Aunque la niña sabía que lo había utilizado de refugio para que nadie la viera sufrir.
— ¿Y María?— Preguntó confundida la castaña una vez que salió de la ducha y encontró solo a Ellie.
— Dijo que estaba en frente— Respondió tranquila sin quitar la vista del objeto en su mano— Mira esto, es... peculiar.
Sophia sonrió divertida al darse cuenta que lo peculiar era una copa menstrual.
— No es peculiar— Tomó asiento en la cama mientras secaba su cabello— Es algo que realmente funciona para cuando estemos afuera—La niña la miró con una ceja alzada mientras demostraba el modo de uso— Es algo extraño al principio, no lo voy a negar. Pero cuando te acostumbras, es una salvación.
— Es mejor que sangrar al aire libre— Replicó la niña encogiéndose de hombros— ¿Te dió una a ti?
— Si, pero no me hace falta— Respondió tranquila.
— ¡No jodas!— La niña chilló con sorpresa— ¿Tan joven y con la menopausia?
— ¡No, Ellie!— Arremetió la mujer con su ceño fruncido— No soy joven, pero tampoco menopausica— La niña alzó una ceja esperando una explicación— Hace varios años tuve un episodio desagradable, llegó la pandemia y no pude hacerme ninguno control hasta años después que mi útero comenzó a tener problemas y me inyectaron DMPA con pregestina para inhibir mi ciclo menstrual— Ellie amaba cuando le explicaba todo el lenguaje de medicina— Tenía 30 y me inyecté cada 3 meses durante 1 año, luego me ligaron las trompas de falopio.
— ¡Cool!
— No, no lo es— Aseguró con obviedad— Que entreguestu vida al hospital mugroso de FEDRA no es nada lindo... y tenía sueños que cumplir.
