Capítulo 18: Fuego.

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 Ambas hermanas tenían los ojos abiertos como platos por la sorpresa. Se miraron entre sí, todavía sin poder creer lo ocurrido y entonces Cristal rompió a reír a carcajadas. La expresión de Caroline también sugería risa pero estaba demasiado fascinada por ver como reía su hermana pequeña, como para carcajearse con ella. Por su expresión supo que Cristal debía reírse tan a menudo como él.

 -¿De qué se ríe?-Damon no pudo evitar realizar la pregunta.

 Caroline se mordió el labio inferior, intentando ocultar su sonrisa y se encogió de hombros, mientras su mirada descendía hasta el brazo con el que él, continuaba agarrándola de la cintura, y sus ojos se encendieron con secreta diversión. Damon y Luca se miraron sin comprender lo que ocurría.

 Cristal intentó de levantarse y Luca le ofreció su mano para ayudarla. La pequeña aceptó su ayuda y en cuanto estuvo en pie se acercó a ellos todavía riendo. De pronto agarró una de las manos de Caroline y alzó en alto para que él pudiera observarla sin dificultad.

 -Atiende- dijo dirigiéndose a Damon en exclusivo y serenándose en el acto.

 En su mano libre Cristal creó otra esfera de fuego, esta vez algo más pequeña, y la acercó lentamente a la mano de su hermana. Damon se tensó, pero Caroline permanecía entre sus brazos totalmente laxa, por lo que reprimió el impulso de volverla a apartar del fuego, aunque no sin mucho esfuerzo.

 Las llamas rodearon la muñeca de Caroline la adrenalina subió por sus venas, pero contra todo pronóstico las llamas no la quemaban. Al contrario, parecían adherirse a ella con mimo, y poco después descendieron en picado apagándose a escasos centímetros del suelo a voluntad de Cristal, que sonreía todavía divertida.

 -No puedo lastimarla ni aunque quiera, somos hermanas. Pero ha sido muy gracioso ver como tratabas de protegerla de mí.

 Damon frunció el entrecejo sintiéndose ridículo y soltó de inmediato a la muchacha.

 -¿Por qué has venido a buscarme?- preguntó Cristal cambiando radicalmente de tema.

 Caroline tuvo un momento de duda y dirigió una rápida mirada de soslayo a Luca, que no había intervenido en la conversación. Llevó las manos a su espalda y cambió el peso de un pie a otro antes de contestar.

 -Vi como Luca trataba de despertarte y... le quemabas.- tragó saliva antes de enfrentarse a la inexpresiva mirada de su hermana- Tú, le quemabas.

 Un cauto silencio se internó en la habitación Damon miraba a Luca que lucía serio e inmutable, como no lo había visto nunca. Este no quitaba la mirada de Cristal quien parecía haberse vuelto de piedra.

 -¿Viste cómo le quemé?- preguntó sin ningún rastro de la alegría anterior en su voz.

 -No, solo vi las consecuencias.

 Cristal asintió suavemente.

 -¿Por qué estabas durmiendo aquí y no en la habitación que se te dio?- preguntó Luca tratando de hacer más amena la tensión en el ambiente.

 -Era una habitación demasiado luminosa.- le contestó sin devolverle la mirada.

 Caroline esbozó una mueca escéptica que no pasó desapercibida para los dos varones.

 -Una brizna de luz habría sido demasiado luminosa para ti- murmuró frustrada por lo que parecía una discusión antigua.

 -Puede - respondió Cristal encogiéndose de hombros.

 Caroline hizo rodar sus ojos y como si supiera que no ganaría nada entrándole al trapo a su hermana, la agarró del brazo.

 - Vayámonos anda, dejémosles entrenar- resignada tiró de Cristal - ¿Has comido?

 -No, no tenía hambre.

 - Vas a ir a comer algo ahora mismo ¿Me oyes? Violeta te dijo que tenías que comer.

 Esta vez la que suspiró resignada fue Cristal.

 -Está bien - respondió escueta.

 Juntas comenzaron a cruzar la sala, pero al llegar al marco de la puerta Cristal se paró en seco y miró a Luca por primera vez desde que Caroline le había dicho por qué había ido en su busca.

 -Lo siento -susurró y en sus ojos se reflejó una profunda pena que los sorprendió a ambos.

 La pequeña abandonó la habitación segundos después, pero Luca continuó petrificado mirando hacia el marco de la puerta unos cuantos minutos más.

 Por su parte, Damon le daba vueltas a lo que había ocurrido, mientras se preparaba para ejercitar su puntería. No sabía que las hermanas no podían herirse entre sí. Claro que hasta el momento nunca había oído hablar de oráculos con hermanas. En su especie, solo uno de cada 10 bebés nacía mujer. Donde más nacían oráculos era entre las parejas humanas, pero aun así nunca había oído hablar de oráculos que tuviesen hermanas. Algo le decía que aún le quedaba mucho por aprender de ellas.

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Lo prometido es deuda ^^ aquí está el capítulo 18

Es poquita cosa pero espero que os guste, y especialmente quiero dedicarselo a AlizHernandez porque has sido la primera persona en decirme que mi historía es una de sus favoritas, ni te imaginas la ilusión que me hizo eso :D

Muchos besos.

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