Quedaron ambos omegas con sus alfas, Ivory le tenía bien sujeto, y Oker lo agradecía, necesitaba su apoyo, toda su determinación se había quebrado cuando vio entrar a su padre.

—No espero que me perdones —dijo el alfa, tan duro como siempre, no recordaba que hubiera tenido otro tono jamás con él— pero tu padre no tuvo la culpa de mis malas decisiones y ha hecho todo por poder volver a tenerte de vuelta, incluso desobedecer a su alfa, y recopilar todo esto para hundir a Macon, aunque también me hundiera a mí.

Oker miró a su padre omega, aún así, su padre alfa lo tenía bien pegado a su cuerpo, protegiéndolo como Ivory hacía con él.

Echó una mirada a Ivory en un gesto que tensó a su alfa, pero no dijeron nada. Solo se dispusieron a irse, hasta que su padre omega se separó de su alfa para hablarle a él.

—Siempre voy a estar aquí —le dijo con una sonrisa tensa, posiblemente su alfa iría a la cárcel por lo que él acababa de hacer.

Había podido recuperar un material que le comprometía directamente, y echado al indiseable que los había traicionado a todos. Y aún así, Oker no lo perdonaba, a ninguno de los dos.

La herida era demasiado profunda, y ambos lo sabían.

Oker ya no era un Montgomery y no quería nada de ellos.

Cuando salieron los estaban esperando Olson y Thar, en silencio recorrieron el mismo camino.

La tensión del momento al final pudo con Oker y en el coche comenzó a temblar de manera incontrolable, ver a Macon, a sus padres, ese mundo que le había roto en mil pedazos, aunque él hubiera sobrevivido le atacó.

Pero esta vez no se encontraba solo, Ivory lo pegó contra su cuello, lo abrazó y comenzó a destilar feromonas de calma, de amor, de familia. Y Oker las inhaló como un adicto.

Adicto a Ivory, Oker lamió su cuello, necesitado e Ivory gruñó bajo. Pero en ningún momento se apartó, le necesitaba, necesitaba a ese alfa casi tanto como respirar y todo fuera de ellos en ese momento era doloroso.

Olvidó a Olson y a Thar, olvidó todo lo que no fuera Ivory, que lo había llevado a su casa y lo tenía entre sus brazos mientras Oker lo lamía enloqueciéndolo.

—Estoy aquí —le susurró Ivory— estoy aquí contigo.

Oker lo miró necesitado, con la angustia subiendo por su garganta.

Vio sus propias manos arrancando los botones de la camisa de Ivory y el alfa dejándole hacer completamente dócil.

El pecho del alfa era su lugar favorito para ocultar su rostro, pero necesitó lamerlo del mismo modo en el que lamió su cuello, y en algún momento lo había tirado contra la cama sentado a horcajadas sobre su regazo y lamiéndolo.

El pecho del alfa subía y bajaba con fuerza, sus caricias eran suaves, muy suaves en comparación a la urgencia de Oker, que emitía pequeños gruñiditos omegas.

Habían estado tanteando el terreno esas semanas, leves toques, besos, algunos frotamientos, en todo momento su alfa había estado muy pendiente de cualquier gesto contrariado de Oker.

Pero en ese momento, ni siquiera Oker sabía lo que quería, se estaba llevando al límite a sí mismo, e Ivory solo lo sujetaba como protección para sí mismo.

—Te necesito —gimió Oker frustrado.

—Soy tuyo, omega, soy todo tuyo —y desde luego que lo era, la dureza contra su trasero no era ninguna mentira.

Oker se desnudó a sí mismo, algo que habían comprendido que de momento le hacía sentir más cómodo. Ivory se bajó sus pantalones dándole pie a Oker para hacer lo que él quisiera.

Y lo que hizo fue frotarse contra su dura erección, la notaba encajada entre la separación entre sus nalgas, húmeda por su propias lubricación y la que Oker expulsaba por su ano.

Los ojos oscuros de Ivory no le perdían ni un segundo de vista, no aceleró nada, no pidió nada, dejó a su omega hacer lo que quisiera con él, a su ritmo, a su necesidad.

Y Oker lo necesitaba dentro de él, tomó las grandes manos del alfa y las llevó a su trasero, ya se lo había masajeado con anterioridad, pero nunca tan cerca de su ano. Notó los dedos allí, justo allí mientras el pene duro frotaba su piel.

Cuando uno de sus largos dedos se coló dentro, Oker gimió con más fuerza, y comenzó a frotarse con desesperación contra él.

Oker solo tenía ojos para Ivory, para su alfa, que había hecho todo por él, y sabía que lo seguiría haciendo. Otro dedo acompañó al primero, y Oker sintió como se deshacía, bajó a besar a su alfa dándole un ángulo delicioso para seguir frotando ese punto tan sensible en su interior.

—Te quiero —lloriqueó Oker contra sus labios, cuando llegó a su punto álgido, rompiéndose de placer.

Cuando reconectó con el mundo de nuevo, los ojos negros seguían mirándole, pero tan blandos como sabía que su alfa podía serlo con él.

Y notó una humedad cálida deslizándose por su espalda, donde el semen Ivory le había llegado a a alcanzar.

Se recostó sobre el pecho algo sudoroso de su alfa y aspiró su aroma complacido.

—Yo también te quiero, Oker —escuchó contra su oído casi al punto de quedarse profundamente dormido.

Hoy es viernes y nuestra parejita se han dicho que se quieren con su momento hot incluido ¿Ni tan mal, no?

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Hoy es viernes y nuestra parejita se han dicho que se quieren con su momento hot incluido ¿Ni tan mal, no?

A tomar viento Macon, hombre ya y de camino que su padre también se vaya un poco a la mierda.

Tengo que decir que no tengo ni idea de derecho y de sociedades, pero le he calzado este concepto que me pegaba mucho. Sorry not sorry por la licencias tan grandes que me tomo.

Os deseo un feliz fin de semana.

Hasta el lunes.

Besos

Sara

OmegaWhere stories live. Discover now