Un chico observa a una bella mujer sentada en la banca de un parque.
El ama el arte, así que se pone a pintarla, no omite ningún detalle, había quedado encantado con la belleza de la fémina.
Pinto varios retratos sobre esa chica, hasta que la bella...
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Bulma.
Entró a la casa y sonrió al ver a mis padres en la sala, quienes al escuchar ruido voltean en dirección hacía mi y se quedan sorprendidos al verme.
—¿Bulma?—preguntan aún sin salir de su shock
Yo me rió y corró hacía ellos para abrazarlos, lo bueno que Goku no les dijo nada y ellos me corresponden de inmediato.
—Te hemos extrañado princesa, ha pasado tanto tiempo.
—Oh Bulmita, que alegría que ya estés aquí cariño, ve lo hermosa que te has puesto, estoy segura que debes de tener a muchos hombres y mujeres detrás de ti.
Efectivamente ya saben sobre mi orientación sexual, fueron los primeros en apoyarme y también les conté sobre mi ruptura con Ribrianne, tengo a los mejores padres del mundo, son comprensivos y amorosos.
¿Qué más podría pedir?
Nos sentamos a platicar un poco, poniéndonos al corriente con algunas cosas, los veo cada año y eso es en las navidades, me tomaba una o dos semanas y me quedaba con ellos aquí, ahora estoy feliz de quedarme tal vez para siempre.
—¿Entonces son muy amigos de los Ouji?—les preguntó para después darle un sorbo a mi té
—Sí pequeña, hemos hecho varios negocios juntos, poco tiempo después de que te fuiste los conocí y comenzaron a invitarnos a los cumpleaños, por ejemplo este fin será el aniversario de Vegeta y Echallote.
—Las chicas me contaron un poco sobre ellos, no sabía que Milk fuera una Ouji, me llevé tremenda sorpresa.
—¡Ay si! Echallote, Gine y yo somos excelentes amigas, además tienen unos hijos muy atractivos, lástima que Goku y Tarble ya tienen esposas, si no les hubiera pedido una cita a cada uno—dice mi madre desilusionada y mi padre y yo la miramos atónitos
—Pero querida, dijiste que de todos Vegeta y Raditz eran los que te gustaban.
—Claro querido, pero ahora que nuestra niña ha regresado y sabemos que tenía algo con Raditz, no puedo interponerme, ¿Por qué no los invitas a una cita a los dos?
—¡Mamá!
—¡Querida!—exclamamos ambos y mi madre se ríe
—Lo que pasó con Raditz es pasado, tan solo era una chiquilla y no significó nada, quedamos como buenos amigos.
—Donde hubo fuego, cenizas quedan, hija, pero ya no te mortifiques con eso, ten un poco de takoyaki con relleno de pulpo y pescado bonito—dice poniéndome un plato plano con 6 bolas de takoyaki
