Luciérnagas

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No había muchas cosas que Kaiba lamentara en su vida hasta que su relación con Jounouchi cambió. Ahora se arrepentía de los pequeños detalles o de la falta de tiempo que tenía para él.

Pero por alguna razón Jounouchi no parecía molesto o preocupado por eso. Ni siquiera cuando le pidió con entusiasmo a Kaiba que lo acompañara a un festival anual que tenía lugar el primer fin de semana de junio. Sería su primer festival juntos... pero Kaiba no lo logró.

Pensó que Jounouchi haría un berrinche, dejaría de hablarle por unos días o tal vez haría algo para desquitarse, pero eso nunca sucedió. 

En cambio, visitó la mansión de Kaiba una noche y golpeó suavemente la puerta del estudio de Seto, sorprendiéndole. 

 —¿Qué estás haciendo aquí? —Su voz no era fría, estaba genuinamente sorprendido. 

 —¿Tienes como... veinte minutos? 

 —Sí. 

Jounouchi le hizo un gesto para que le siguiera y aunque Kaiba no era de los que seguían a otros, se levantó de su silla y lo hizo. 

Caminaron en silencio hasta que Jounouchi llegó a la puerta y salió de la mansión, haciendo que Kaiba frunciera el ceño confundido.

Fue hasta que llegaron a una parte de su jardín, lejos de la luz, donde Jounouchi se sentó en una banca y le sonrió. Dio unas palmaditas en el espacio a su lado.

Sin entender aún lo que estaba pasando, Kaiba se sentó y miró a su novio. Desde donde estaba, podía oler su débil aroma y sentir el calor de su cuerpo. Estas eran cosas que, en secreto, a Kaiba le gustaban de él. 

Cuando Jounouchi se inclinó, Kaiba no lo pensó dos veces antes de encontrarse con él a mitad de camino, presionando sus labios contra los de su novio. Jounouchi jadeó, separando ligeramente sus labios, perfecto para que Kaiba aprovechara la oportunidad de explorar su boca. 

Fue hasta que sintió una mano en la suya, pidiendo suavemente que se detuviera, que Kaiba se dio cuenta de que probablemente había ido demasiado lejos. 

—Sólo quería decirte que miraras a tu alrededor, pero en vez de eso recibí un lindo beso—. Avergonzado, Jounouchi se rio suavemente. 

Kaiba no se arrepintió del beso, pero aún así miró a su alrededor, notando pequeños puntos brillantes volando alrededor. Por alguna razón, no lo había visto antes. 

—Ya que no pudimos ir al festival juntos, traje el festival a ti—. Jounouchi sonrió en la oscuridad, feliz de disfrutar de las luciérnagas con su novio esta vez. 

—Gracias, cachorro—. Kaiba sonrió antes de besar la frente de Jounouchi, agradecido por alguien como él.

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⏰ Last updated: May 01, 2023 ⏰

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Pequeñas historias [KaiJou/Puppyshipping]Where stories live. Discover now