Juntos

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La primera cita pudo haber sido considerada un desastre desde el comienzo.


La diferencia de estatus social era muy obvia y grande, y si no se sentían incómodos de alguna forma, su tolerancia llegaba a cero en otra. Y es que eran nuevos en algo como una relación seria, en especial cuando la otra persona era tan diferente, pero porque se gustaban tanto, estaban dispuestos a intentarlo.


Cuando habían decidido la fecha, Kaiba quería llevar a Jounouchi a un restaurante de etiqueta, elegante. Cuando llegaron, Jounouchi estaba incómodo en su traje, y no tenía ni idea de una sola palabra que estaba en el menú. No era porque no supiera japonés, era porque simplemente jamás había escuchado o visto alguno de esos platillos tan extraños. Su forma de comer tampoco era el estilo preferente del restaurante, pero nada de eso molestó a Kaiba, incluso su reacción fue diferente a la esperada. Algo que no hubiera hecho por alguien más que no fuese su hermanito.


Kaiba le dio consejos para estar cómodo en su traje. Le explicó algunos platillos y le hizo recomendación de otros, según lo que él pensaba que a Jounouchi le gustaría más. También ignoró la forma en la que Jounouchi comía, y solo se limitó a enseñarle cómo usar los utensilios al comer, y evitar que la comida llegara hasta la cabellera y los codos de su novio.

Aunque Jounouchi disfrutó de las recomendaciones de Kaiba, y de conocer un lugar nuevo, aun así se sentía fuera de lugar. Pero eso no lo hacía ciego al ver que Kaiba daba su mejor esfuerzo por él, y por la misma razón, Jounouchi no se cerró al nuevo lugar ni las opciones que tenía para comer.


Cualquier otra persona, no hubiera tenido la tolerancia de Kaiba para con Jounouchi. La cita hubiera terminado al momento de haber llegado.


Después de la cena se dirigieron al cine, en el cual fue Jounouchi quien escogió una película, y para sorpresa de Kaiba, Jounouchi no habló durante toda la función.


Derramó un poco de refresco en los zapatos de Kaiba, y para compensarlo, éste le compró un chocolate e hizo su mejor esfuerzo para no terminarse las palomitas de maíz y dejarle la mitad a Kaiba.


La película le había parecido aburrida a Kaiba y algo ridícula, pero sabía que esto era lo que a la mayoría de la gente le gusta, y una de las razones por las cuales evitaba ir al cine. Pero esta vez, había disfrutado de ir, porque la compañía era buena.

Así fue como Kaiba y Jounouchi empezaron a tener diferentes y muchas más citas.


Y es que las experiencias que vivían juntos no era lo único nuevo y emocionante.

Jounouchi secretamente gozaba del contacto gentil de Kaiba. La forma en la que usando delicadamente su dedo, delineaba su perfil, y cuando se acercaba a sus labios, Kaiba quedaba hipnotizado y no dudaba en besarlo.

A Kaiba le gustaba la forma en la que Jounouchi siempre buscaba, despistadamente, tomar su mano. De acercarse a Kaiba, sentarse a un lado de él cuando estaban entre amigos o extraños. De cómo parecía que, inconscientemente, Jounouchi siempre encontraba su camino hacia él.

Definitivamente no eran una pareja tan normal. Ni su hábitos ni citas eran muy comunes. Estas últimas eran siempre diversas, imprevistas, espontáneas. Un juego de cartas a medianoche, viajar a otro país de compras, cocinar en la cocina de la mansión, visitar la estación espacial de KaibaCorp, atrapar luciérnagas, jugar juegos de mesa o videojuegos en línea, ir al boliche, intentar preparar un pastel juntos, visitar aguas termales, y más cosas que sus amigos cercanos no hacían con sus parejas, pero que funcionaba perfectamente para Kaiba y Jounouchi.

Y eso los hacía felices.

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