4. Una sospecha sobre los ayeres

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Kim Namjoon y Kim Seokjin eran, en muchas ocasiones, un dolor en el trasero. Yoongi no sabía cómo es que los había soportado durante tanto tiempo, aunque claro, si profundizaba en aquella respuesta, se daría cuenta de que seguían en su vida porque eran sus más sinceros amigos. Además, en ese momento eran también los únicos que sabían parte de su pasado con Hoseok.

Entonces cuando Seokjin le mandó un mensaje, bastante amenazante, confirmando la cena a la que ya había prometido asistir, no le molestó en absoluto. Estaba desesperado por un consejo.

La residencia de los Kim era un lugar lujoso ubicado en uno de los edificios más prestigiosos de la ciudad debido a la fortuna de Jin y al buen negocio de Namjoon, pero lejos de la exclusividad, era demasiado hogareño. Había juguetes tirados y una alfombra para niños pequeños. Plantas decorativas, cuadros familiares, una estante lleno de libros bien organizados y el aroma que flotaba en el aire anunciaba que la comida de aquel día sería vareada.

La pequeña que le abrió la puerta lo miraba con una sonrisa mientras se quitaba los zapatos en la entrada.

-Me castigaron por las fotos, por cierto, gracias.

-¿Ah? ¿Qué pasa con la cariñosa Sunnie que solía conocer?

Yoongi caminó hacia ella y revolvió su cabello marrón.

-¡Papá, el tío está aquí! Volvió a traer alcohol.

Sunnie le sacó la lengua y luego corrió hacia la sala junto a su hermano menor. Yoongi esperó a que Namjoon o Seokjin aparecieran.

-Sunnie no seas grosera- Namjoon salió sosteniendo una olla dirigiéndose hacia la mesa principal-. Y el alcohol es necesario, en ocasiones, para conversaciones entre adultos.

-¿Le hablas a tu hija sobre el alcohol? ¿No es demasiado joven?

-Ella se interesó, solo le doy información.

Yoongi asintió no interesado realmente, pero sí notó algo que no había hecho antes, y es que el tono que Namjoon usó fue demasiado paternal, eran matices diferentes a como un profesor habla con su alumno, entonces Yoongi recordó que Hoseok también había hablado de la misma forma, provocándole curiosidad y algo más, algo que jamás se había planteado.

Cuando Namjoon regresó a la cocina, Seokjin salía con un par de copas en las manos. Sonreía de manera gentil viendo en dirección a sus hijos poco antes de llamarlos para que se lavaran a cenar.

-Bueno, suéltalo- Jin le dijo una vez que sus hijos estuvieron en sus lugares.

-¿De qué hablas?

-Ceño fruncido, más callado de lo usual y también aceptaste esta cena sin dar más excusas de lo normal.

Su tono fue duro, demasiado acusatorio.

-¿Por qué no mejor cenamos primero? Esto podría enfriarse.

Namjoon intervino bastante considerado, pues a juzgar por sus gestos, Yoongi temió que Seokjin tenía más que reclamar. Su amigo, que de verdad le gustaba decirle las cosas de frente lo siguió mirando, no fue hasta que su hijo pequeño lo llamó por su nombre y comenzó a contar sobre la nueva canción que aprendió en la escuela, que el ambiente cambió a uno más ameno.

Sin embargo, Yoongi seguía perdido en sus pensamientos. Sí, estaba ahí porque quería que lo aconsejaran, pero no de manera superficial como en el pasado, sino que en esta ocasión necesitaba una conversación más profunda y, por primera vez, se daba cuenta de que aquella actitud hostil de Seokjin se trataba precisamente porque Yoongi siempre evitaba las pláticas llenas de sentimientos, sobre todo por el pasado. No podía imaginar el rostro de Jin en cuanto le dijera que, finalmente, hablaría sobre lo que pasó con Hoseok.

Love Again I YoonseokKde žijí příběhy. Začni objevovat