Capítulo 3

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Hacía 45 días que Don Hermes había sido hospitalizado y tal como preveían los médicos, su estado no le permitía esperar el trasplante en casa. Durante este periodo tuvo varias oscilaciones en su estado de salud dejando a su familia esperanzada en una posible recuperación, a veces incluso se despertaba e intercambiaba algunas palabras con los médicos, su hija y su mujer, pero momentos después recaía y de nuevo le inducían al coma. También durante este periodo se concedió el tan esperado cese de Dom Hermes y fue recibido por Julia como su representante legal por ser su esposa, hecho que fue contado con mucha alegría y con la esperanza de que causara algún efecto beneficioso para él en uno de sus momentos de lucidez, sin embargo, ese día sólo respondió "por fin" y volvió a cerrar los ojos.

Con el paso de este tiempo llegó el día no anhelado por Armando y se puede decir que tampoco por Marcela, la boda. La relación entre ellos no mejoró, al contrario, él dejó definitivamente de dormir en el apartamento de ella, ella le siguió en algunas ocasiones y comprobó que iba con Betty la mayor parte del tiempo al hospital y como este lugar no era de su agrado, prefirió no entrar. Obviamente las sospechas con Betty continuaban, pero el orgullo nunca la haría aceptar que Armando pudiera estar involucrado con una mujer como Betty y si lo estaba sería peor para ambos porque Armando tendría que casarse con ella. Y ese mismo orgullo o miedo a la verdad le impidió seguir a Armando en la noche que anticipó su matrimonio.

Era un viernes por la noche, y el sábado a las 10:00 am la ceremonia civil se llevaría a cabo en la mansión Mendonza y poco después se serviría un almuerzo en celebración del matrimonio.

Armando, como lo venía haciendo casi todos los días, salió con Betty para ir al hospital a visitar a Don Hermes, ese día después de presentar un empeoramiento considerable en su estado de salud el anciano estaba mejor, era uno de esos momentos que se despertaba y llegaba a platicar un poco con Betty, con Don Julia y hasta con Armando, pero ese día estaba diferente, estaba tranquilo, tenía paz en sus ojos dejando a Doña Julia y a Betty más esperanzadas.

DJ: Hermes mijo ¿cómo te sientes? (La señora Julia, con una tierna sonrisa, charla con su marido)

DH: Bueno, no te preocupes, todo vá bien. (Le devolvió la sonrisa con la misma ternura)

DH: Niña acércate a tu padre, no llores mi amor, confía y pronto seremos todos felices...

B: Estoy llorando de alegría papá, pronto estarás bien.

DH: Mira ahora que por fin ha salido mi liquidación, quiero que inviertas en algo para ti, cómprate un coche nuevo si quieres, no es mucho pero, puedes montar un negocio junto con el moelom este de microlax, haz lo que quieras, es tuyo.

B: Imagínate papá, este dinero es tuyo, y en cuanto salgas de aquí, podrás decidir qué hacer. (Don Hermes se limitó a sonreír y a devolver las caricias en la cara de Betty)

DH: Doctor (dirigiéndose ahora a Armando) cuando digo que quiero que Betty inicie un negocio por sí misma, no es para descartar su empresa, al contrario estamos muy agradecidos con usted por darle esta oportunidad, pero sueño con que ella tenga su propio negocio.

A: Imagínese Don Hermes, (se acercó a él y a Betty) no se preocupe, es totalmente loable querer que sus hijos evolucionen y Betty es muy competente, preparada, brillante (a Armando se le iluminaron los ojos al hablar de Betty) por fin sabe qué hija tan especial tiene, estoy seguro de que conquistará el mundo (esto último lo dijo mirando directamente a Betty que estaba completamente roja de vergüenza por los halagos que había recibido)

DH: Mi hija es muy especial, gracias por ver eso, doctor. cuídela por mí doctor, no deje a mi niña indefensa.

B: Papá, ¿por qué hablas así? No estaré desamparado, tú, mi madre y yo estaremos siempre juntos.

Cuándo llama el CorazónWhere stories live. Discover now