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Yoongi, un gorrión que desconfía de los humanos; se ve obligado a refugiarse con uno, después de la muerte de su polluelo.
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Min Yoongi es un profesor universitario que mantiene un amorío secreto con su alumno de últ...
DISCLAIMER Este libro es ficción, escrito con fines artísticos y recreativos. NO pretende crear una imagen mala/falsa imagen de los artistas usados como protagonistas, se aprecia y respeta la integridad REAL de las figuras públicas en las que fue inspirado.
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NOTA Hola, traigo otro fanfic que se me ocurrió ayer mientras veía a Mimi en el concierto de Yoon y luego el precioso live yoonmin, fui tan feliz. Y bueno, he estado leyendo un montón y ocurrió la idea con el título "hojarasca", ni siquiera sabía por qué necesitaba tanto hacerle portada y escribir algo, pero aquí está y espero les guste mucho. Planeo que sea algo corto, la verdad no le veo mucho para alargarlo, incluso podría ser one shot, pero no soy tan eficaz, entonces lo dejaré aquí.
No me hagan preguntas sobre la trama (porque no tengo ni idea yo tampoco), denle su propia interpretación, queda libre para que lo analicen como mejor consideren. Aunque, denme sus opiniones, por favor.
Y no más, vamos allá. -bsitos de yehy-
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Era medio día, el sol abrasador chamuscaba las hojas de los arboles y el viento embravecido hacía golpetear los vidrios contra sus marcos. Jimin tosió y el pecho le dolió al alzarse, con cuidado se recostó contra el viejo mueble cubierto por una tela satín verde parda con decorados de grandes flores opacas. Dentro, la casa tenía una iluminación tenue, aunque afuera el sol brillara en el punto más alto.
Y así, mientras Jimin veía por la venta las ráfagas de la ventisca, pegó un brinco, sorprendido, por el impacto de una ave pequeña contra el vidrio. Incrédulo a sus ojos, se quedó un rato medio incorporado en el sofá, sin decir nada, pensando en que quizá había sido su imaginación, ya que en cuanto se golpeó la ventana, la figurita se desvaneció.
Dificultoso, Jimin decidió prenderse fuerte del bastón y dirigirse hasta el borde de la ventana, a echar un vistazo, a ver si sí. Y sí. En efecto, en el espacio exterior del marco de la ventana, sobre la superficie de ajada de madera blanca, yacía un pajarito, con las alas de plumas grisáceas, anaranjadas y de cortas líneas negras, extendidas. Intentaba alzar de nuevo su vuelo, pero la ventisca se lo impedía y ahora también el aturdimiento del totazo.
