Has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las ha revelado a los pequeños. Hoy la iglesia celebra una fiesta muy entrañable: Santa Catalina de Siena. ¿Sabéis que es doctora de la iglesia? Fijémonos que esta mujer, que es una religiosa Dominica no de clausura, pertenecía a la orden tercera, que en aquella época iban vestidas de religiosas pero estaban en medio del mundo. Es una mujer que, curiosamente, no tuvo estudios. Era la hija de un tintorero y socialmente hablando no tenía grandes cosas. Sin embargo, fue la mujer que más influyó en ese momento de la historia para recuperar el pontificado.
Cuando nace y vive Santa Catarina de Siena, el Papa prácticamente era un prisionero del rey de Francia. Se había desplazado a Aviñón y había huido de Roma. Ella le recuerda al santo Padre cuál es su sitio, con todo el cariño y con todo el respeto, cuál es su misión y lo hace desde la más absoluta fidelidad e incondicionalidad. Fijémonos que ella no sabía ni leer ni escribir, pero el Señor le concedió el don de entender la lectura, y ella dictaba unas cartas maravillosas. Tuvo unos escritos impresionantes porque Dios se sirve de los sencillos, de la gente que a lo mejor no tiene ni títulos ni cosas así como importantísimas, pero tiene un corazón limpio y sencillo. Mirad, se llega más lejos en la vida con la sencillez y la honestidad que con la inteligencia, las estrategias, las cosas muy calculadas. Cuando tú amas a alguien de verdad, se nota. Cuando alguien te importa de verdad, se nota.
Es muy fácil criticar a la iglesia, no porque el Papa ha dicho algo, o porque este Obispo no sé cuántos, o que el cura que me ha tocado, es muy fácil criticar. Pero lo haces desde el amor, lo haces desde la fidelidad, procuras además no hacer una crítica a todo el mundo, sino cosas que desconciertan, que te duelen, muy en confidencias, sin crear mal ambiente, sin que seamos personas disidentes que estamos en contra de todo lo que no sea como nosotros queremos que sea. Que hay miserias en la iglesia, ya lo sabemos. Que los sacerdotes no lo hacen bien, claro, pero eso no tiene que ser un motivo para criticar ni para atacar. Santa Catalina es un modelo de amor a la iglesia, pero de amor en fidelidad, de amor en comunión, de amor dando su vida, rezando, interviniendo, corrigiendo con cariño y con el máximo respeto.
Nosotros también podríamos colaborar con la iglesia. Cuando veamos que hay tanta miseria, tanta debilidad, cosas de hombres por desgracia, que nosotros digamos: Señor, si es que la Iglesia lo que necesita es gente fiel, no necesita quejas, las quejas sobran. La gente que se entregue más, que rece más, que cumpla muy bien esa pequeña parcelita que le ha tocado de la iglesia, sacarla muy bien adelante. Lo que hagan los demás o cómo sean los demás, bueno, pues intentaré que no me afecte, pero no puedo vivir en queja ni en acusación. En eso, Santa Catalina de Siena es una maestra maravillosa de cómo vivir en Cristo, en comunión con Cristo y en comunión con la iglesia.
