7. LAS PARTITURAS DE PIANO (2° parte)

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Samy y su hermano se habían embarcado juntos, al igual que muchas otras familias hacia América. Todos huían de lo mismo: la guerra y el hambre. Si bien no habían nacido dentro de una familia noble, su padre pertenecía al Ejercito Real, por lo que en su momento ellos tuvieron la posibilidad de estar en una situación económicamente muy buena. Gracias a su madre que se preocupaba por la educación de sus hijos, ambos habían podido estudiar con maestros particulares. Samy desde que era muy niño demostró que era muy buen alumno y tenía inclinación por la música, por lo que su madre le enseñó a tocar el piano, lo cual aprendió muy bien y rápidamente. Mientras que su hermano tenía predisposición para el arte, en especial el dibujo y la pintura.

Los años pasaron y ambos ya eran adolescentes cuando se desató la guerra. Su padre tuvo que partir hacia el frente de batalla y al poco tiempo recibieron la noticia de que había fallecido en combate. La madre había quedado sola con sus dos hijos, así que decidió que ambos debían buscar un nuevo lugar para vivir y no quedarse allí donde todo era muerte y hambre. Para pagar los boletos del barco su madre vendió las pocas joyas que le quedaban, ya que hasta ese momento habían vendido todo lo de valor que poseían para poder conseguir alimentos, los que estaban escaseando.

Ambos partieron hacia América con mucho dolor en el alma, ya que no sabían si volverían a ver a su madre. En tanto ella partió hacia el campo a tratar de vivir con unos parientes.

En ese mismo barco viajaba una familia que tenia una hija de la misma edad de Samy, la adolescente se llamaba Beatrice tenía el cabello color azabache y unos hermosos ojos color esmeralda. Samy la vio todos los días durante todo el tiempo que duró el viaje en llegar a puerto seguro. Sabía que esos ojos serían imposibles de olvidar.

Al llegar al puerto cada familia siguió distintos destinos. La familia de Beatrice se unió junto con otra familia a una caravana que tenía un circo que iban de pueblo en pueblo con su espectáculo. El padre de Beatrice tocaba el violín mientras que ella y su madre cantaban algunas partes de las óperas más conocidas de la época. Pudieron vivir decentemente de este trabajo un par de años hasta que llegaron a PortTown. En ese pueblo como había muchos más habitantes que en los anteriores, decidieron que el circo se permanecería allí durante los meses del invierno. Ese año el invierno se había revelado más duro que los anteriores. Esto tal vez tuvo una influencia importante en la enfermedad del padre de Beatrice, el que empeoró con el pasar del invierno. Al comenzar la primavera el circo continuó su viaje, pero sin la familia de Beatrice, ya que ellos tuvieron que quedarse en el pueblo porque su padre estaba muy débil y lamentablemente no pudo recuperarse pese a la atención médica recibida.
El dueño del circo en un acto de caballerosidad les dejó algo de dinero para que pudieran sobrevivir por un tiempo.
Luego de la tristeza de la muerte de su padre, Beatrice y su madre, buscaron un trabajo que pudiera ser rentable para que les permitiera mantenerse.
Así comenzaron lavando ropa para las familias más acomodadas de PortTown, entre ambas apenas lograban mantenerse, pero al menos podían comer y pagar una habitación en las afueras del pueblo, la cual estaba ubicada cerca del río adonde iban todos los días a lavar.

Un día en que Beatrice debía entregar las ropas lavadas a una familia adinerada, tenía que pasar por donde estaba la barbería. Ese lugar no le gustaba mucho ya que siempre había hombres afuera sentados y bebiendo licor hasta hartarse. Apenas la vieron que venía por la esquina se levantaron para ir hacia ella, en ese momento Beatrice en su intento por salir de esa situación trató volver sobre sus pasos, pero ya era tarde, los hombre la habían alcanzado y trababan de quitarle la canasta donde llevaba la ropa limpia.

 Ellos le rodearon el paso, y no tenía forma de librase de ellos, por lo que al verla asustada comenzaron a reír fuertemente. Este escándalo se escuchaba desde adentro de la taberna del pueblo, ubicada un poco más enfrente de la barbería. Samy se encontraba allí y salió para ver que sucedía y al mirar en dirección a estos hombres se sorprendió en reconocer a Beatrice tratando de lidiar con estos malvados. No había podido olvidar esos los hermosos ojos verdes de la muchacha que había conocido algunos años atrás durante el viaje en barco hacia estas tierras.

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