l lawliet ﹒﹐<﹒♡

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k difícil esto.

El chico apartó su cabello de su rostro, con cuidado arregló su enorme camisa y subió por las pequeñas escaleras, topó contra la puerta metálica y la abrió

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El chico apartó su cabello de su rostro, con cuidado arregló su enorme camisa y subió por las pequeñas escaleras, topó contra la puerta metálica y la abrió. Después de horas sintió que respiraba.
Lawliet soltó un fuerte suspiro y salió del cobertizo.

Lawliet tenía tan solo diecinueve años de edad, comenzaba la carrera universitaria y estaba necesitado de un hogar. Cuando sus padres —prácticamente— lo corrieron de su casa al cumplir la mayoría de edad se vió acorralado.

La primera opción en su lista era pedirle estadía a su mejor amigo, Matt, aunque este estaba más que de acuerdo, la idea era imposible pues Jeevas aún vivía con sus padres y estos se negaron rotundamente a recibir al menor.

Decidió que era hora de rentar un hogar, tal vez podría decirle a sus padres que le ayudaran con ese gasto, sabía que estaban más que dispuestos, claro, si la renta mensual de un departamento no costara lo mismo que su riñón izquierdo.

Por más que busco casas, departamentos y puentes, nada entraba al presupuesto de sus padres y claro que no viviría en una colonia de mala muerte.

Tras largas caminatas por distintas calles de la ciudad llego hasta una, la cual se veía muy normal, no era aterradora como otras, pero tampoco parecía ser de clase alta. Tal vez ya había encontrado un hogar, sí... no. 
Después de haber encontrado la casa perfecta y notar lo cara que era explotó en llanto, él viviría ahí cueste lo que cueste.

Durante una noche se escabulló por el patio trasero y entró a la casa, llevaba su maletita y su mochila de la escuela, sonrió ampliamente, aunque era consciente que la casa estaba vacía aprendería a acoplarse, incluso podría ducharse, el lugar estaba perfecto, solo faltaba que alguien se adueñara de el. ¿Quién lo diría? Una semana después de "hospedarse" vio a un bonito chico castaño firmar unos papeles. Oh no.

Después de debatir consigo mismo cayó en su peor decisión, tomó todas sus cosas y las llevó al cobertizo, las escondió en una esquinita y salió corriendo de ahí cuando vió el camión de mudanza.

Ahora estaba ahí, poco más de tres meses, durmiendo con solo una bolsa de dormir, su peluche de dinosaurio, cuatros cambios de ropa en su maleta y los libros de la escuela, ¡Cierto! Y el sexy castaño que habitaba la morada.

L no negaría cuanto le atraía ese hombre, cuando usaba esos lentes redondos, sorbía su café, subía las mangas de su camisa y desabrochaba su corbata sentía su entrepierna endurecerse, se sentía agobiado de invadir la casa del chico pero también se sentía afortunado de compartir casa con alguien tan caliente.

Ahora se sentía presionado por los horarios de Light, sabía que salía de casa a las seis cuarenta y llegaba a las diez u once, ahora estaba viviendo con la tortura de que a Yagami le estuvieran pidiendo trabajo de más, eso hacía que despertara más temprano o se quedara en el comedor hasta tarde, ya no había horario fijo, era hasta que Light se sintiera al borde de la muerte.

phrogger 𖦹 lawlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora