Capitulo Xl

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El sonido de la música suena por toda la casa, los chicos del instituto empiezan a llegar y comienzan a llenar la sala. Demos gracias a que la casa de Johan es bastante grande, sino fuera así, no se donde meterían a tanta gente.

Los padres de Johan se fueron a pasar el fin de semana a la casa de los abuelos de él, con la hermanita menor. 

Estoy sentado en el sofá de la sala con un vaso de alcohol en la mano.

Mi cuerpo esta aqui pero mi mente no lo está, no se que me sucede.

Pasan unos minutos y Johan se me acerca

—Santiago, ven.

Me levanto y lo sigo, ya hay muchísima gente. Llegamos a un grupo de chicos del equipo y empezamos a reir un monton.

—Hostia tio, tu te pasas de verdad.

—¿Yo que iba a saber que era su prima?

—Y yo que pense que solo Johan podía ser tan Capullo.

Johan y el chico del que hablan, se quedan viendo con mala cara a Taylor.

Empiezan a pelear los dos contra Taylor y todos nos reímos.

Siento una sensacion a mi espalda y me volteo, veo la puerta principal y Cristián entra agarrado de la mano con su novia, pero ellos no son los de la sensación, escaneo todo el lugar pero no veo nada. 

—¡A emborracharnos, señores!—exclama Javier, abrazando a Ashley. 

Todos chocamos los vasos y charlamos.

Javier se va a bailar con su novia, Celeste sacó a Alan, Johan baila con dos chicas y Dylan, Taylor y yo nos quedamos parados, hablando con tres chicos más. 

Yo me dedico a beber, una chica se me acerca luego de un tiempo. La miro, es bonita, pero no me interesa.

Algo raro en ti.

—Hola, Lindo—me sonríe muy coqueta.

Es una morena, de cabello azabache lacio y ojos oscuros. Creo que se llama, Antonella, la he visto un par de veces en clase.

—Hola.

—¿Como estas?.

—Bien.

—¿Quieres bailar conmigo?—preguntó, acomodándose el cabello hacia atrás dejando ver mejor su cuello.

Siento una mirada y echó otro escaneo a mi alrededor, pero sigo sin ver a nadie. Johan se acerca por detrás y la saluda, y antes de irse, me susurra en el oído:

—Diviertete un poco— se separa—os dejo solos.

Pasa por al lado de la chica y le murmura algo, a lo que ella sonríe.

—Yo no bailo—miento, forzando una sonrisa.

—Entonces, nos quedamos a beber aquí—me regala una sonrisa radiante.

Ella comienza a hablar y a hablar, y debo admitir que me reí bastante, con algunas cosas.

Así pasamos como una hora. Ya había bebido bastante y estaba mareado.

Ella se ríe a carcajadas y me agarra la mano.

—Ven.

La sigo, sin entender, pero, ¿que podría salir mal?.

Ella agarra un trago que le da una chica y subimos las escaleras al segundo piso, entramos a la habitación de invitados, ella se ríe y yo le sonrió.

—Estoy cansada, ¿y tu?

A Través De La TormentaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz