II -EDITADO

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-Vamos, pide por tu mami.

Las lágrimas rodaban por sus mejillas, los sollozos le raspaban la garganta por más que solo surgían como respiraciones extrañas.

Quería gritar, con todas sus fuerzas, desde hace mucho tiempo que había querido gritar, pero como siempre, ningún sonido salía de su boca.

-¿Que pasa, cerdito?¿Sabes que nadie va a escucharte, Verdad?

Tiraron de sus cabellos para que alzara su rostro, aunque agitase para liberarse solo lograba que tiraran más, al menos intento.

Solo provocó risas en esos chicos, las burlas no habían sido suficientes para ellos, y ahora las golpizas parecían ser más divertidas, especialmente porque aún a pesar de todo, Minho nunca hacía ni un ruido, los tres competían sobre quien lo hacía gritar primero pero aquello nunca pasaba.

Sus tres matones prosiguieron con revisar su mochila, buscando dinero, o comida, o cualquier cosa de su interés.

Minho no sabía por qué esos chicos lo habían empezado a molestar, el nunca había hecho nada malo, pensó que quizás si no hubiera seguido el consejo de Hyunjin de hablar con el director sobre que lo que había pasado en la clase de gimnasia eso no hubiera pasado.

Aparte de no hablar, Minho no tenía nada malo, aparte de no ser tan delgado, no tenía nada malo, aparte de ser el protegido del director, él no tenía nada malo.

Bien, quizás si tenía algo malo.

Minho comenzaba a pensar que todo el era malo.

Concentrado en mirar el suelo, Minho intentaba pasar por los pasillos, tratando de ser más fuerte que los empujones, que los codazos. Apenas llevaba seis meses en el colegio, y ya comenzaba a odiar todo, y a odiarse a sí mismo.

En Gimpo iba a una escuela con chicos como él, quizás no eran todos mudos, quizás algunos hablaban de más, quizás había gente que estaba mucho peor que él, pero con ellos se sentía cómodo, ellos estaban tan mal como él.

No entendía cuando su médico le dijo que ir a una escuela para "chicos normales" iba a ser algo bueno para él, por que el no era anormal, y no iba a poder encajar.

Esos chicos eran crueles, malos, que lo golpeaban en el baño de los hombres, robaban su dinero o su almuerzo, eran los que dejaban pegamento en su silla, los que habían volteado una botella de gaseosa en su mochila, y los que han metido su ropa en el inodoro luego de una clase de gimnasia.

No hablaban con él más que para decirle cosas feas, lo apartaban de todos lados y solo lo hacían sentir como una miseria, ni siquiera volvió a contarle al director lo que sucedía, descubrió que sólo empeoraba las cosas.

No tuvo tiempo de esquivar el pie que traba su paso, cayendo al suelo, las manos en sus bolsillos no lo dejaron frenar, asi que su mejilla se estampó contra las lustrosa baldosas, escucho las risas y quiso llorar.

-¿Pero que mierda te pasa?

La confusión de Minho aumentó, abriendo sus ojos un poco más ¿Alguien lo estaba defendiendo?

Una chica que se veía bastante más mayor que sus matones empujo a quien le había puesto el pie al frente, el chico trastabillo hacía atrás con el empujón, tardó unos segundos en ubicarse para mirarla sobre su hombro con una expresión de enojo que hizo que Minho tuviera miedo por aquella desconocida.

-¿Disculpa?- el muchacho sonó ofendido.

La pelinegra parecía aún más ofendida, moviendo la cabeza en un gesto desafiante, haciendo que su cabello corto y negro se balanceaba de un lado a otro.

Love Me, Mute- Hyunho ¹Where stories live. Discover now