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─¿Eh? ¿El hijo del alcalde de Mondstadt baila ballet?
─¿No lo sabías? Está en todas partes porque él y su hermana harán su función anual. En serio, hermano, vives debajo de una roca.
─No me lo creo, ¿Aiden? ¿Él no era modelo?
ㅤLuego de tirar la cajita vacía de jugo al cesto más cercano como si tirase una pelota de básquetbol, el chico de tercer año, división anemo, despegó la espalda de la pared en la que estaba apoyado para caminar en dirección opuesta a las voces de los otros estudiantes. Ya había tenido suficiente de esa charla genérica y repetitiva.
ㅤEn el mundo había dos tipos de personas: aquellos que eran populares y aquellos que no. Por decirlo de un modo más fácil, había personas como Aiden y personas como Xiao.
ㅤUno era cálido, gentil, el tipo de chico que naturalmente atraía a todos a su alrededor y los dejaba con una sonrisa. El otro, por su parte, era rudo y hostil, una persona problemática que cualquiera preferiría evitar. En un mundo con una pirámide social tan desigual, Xiao y Aiden ni siquiera tenían una mínima chance de conocerse en circunstancias normales.
ㅤPor eso ellos se conocieron de una forma tan extraordinaria y poco convencional.
ㅤQuienes tuvieran un mínimo de decencia y sentido común sabían mejor que ir al baño de hombres de la planta baja, de hecho, lo evitaban a toda costa, pues era el lugar de encuentro para los tipos más peligrosos de toda la academia. Los rumores decían que allí se vendían drogas, alcohol, que intercambiaban armas, que tenían relaciones sexuales e incluso que una vez habían matado a alguien y lo habían escondido en ese lugar. Por supuesto que algunos eran solo mitos muy exagerados, pero era cierto que no era buen lugar, y nadie en su sano juicio querría pasar a menos de dos metros de distancia de su puerta.
ㅤAiden no estaba enterado de nada de esto cuando solo quiso ir al baño que le quedaba más cercano, y lo último que esperaba encontrarse era a otro estudiante con la camisa blanca manchada de sangre, que le goteaba de la nariz hacia la boca, y luego por la barbilla. Sus nudillos reventados hacían que su pulso al tratar de lavarse la cara fuera inestable, pero él no parecía muy adolorido; de hecho, su rostro mostró más emoción cuando sus ojos dorados se encontraron con los del chico en la entrada desde el espejo que cuando se golpeó con el borde del lavamanos en la piel lastimada.
ㅤCuando él se volteó a ver al intruso en la puerta, lo reconoció de inmediato. ¿Quién no lo haría? Todo lo que se oía en los pasillos era "Aiden esto, Aether aquello, Ajax eso otro" y sus rostros estaban o en revistas, o en anuncios, o incluso en la televisión: el famoso Aiden Ragnvindr, quizás uno de los niños más ricos y mimados en la historia de la academia, en carne y hueso.
ㅤ«¿Qué rayos hace este aquí? ¿Acaso es del tipo que compra drogas a escondidas? No me lo hubiera esperado de él».
─Lárgate a otro baño ─le dijo más bien a modo de advertencia─. No deberías estar en un lugar como este... Espera, ¿por qué te acercas? No vengas. Te estoy diciendo que-
