-Me esforzaré por intentarlo al menos- asintió Severus.

-Por cierto, felicidades a ustedes también-, dijo Lysander. Harry y Severus sonrieron y siguieron adelante, sin querer retrasar la fila más de lo necesario. El salón de baile ya estaba bastante concurrido cuando entraron y Harry trató de ignorar a toda la gente, deteniendo sus conversaciones y volviéndose para mirarlos mientras se abrían paso hacia donde Sirius y Charlie charlaban con Narcissa y Lucius.

-¿Está Draco por aquí?- Preguntó Harry, después de saludar cordialmente a Sirius y Charlie.

-Está por aquí-, dijo Narcissa. -Ha asumido la responsabilidad de escoltar a Astoria, la hermana de Daphne, ya que es su primer baile y sus padres no querían que Daphne tuviera que cargar con vigilarla. Al parecer los esponsales de Pansy con Lysander han puesto sobre aviso a algunos padres-.

-Y tener a Draco con Astoria lo pone firmemente fuera del alcance de Daphne-, asintió Sirius sabiamente.

-Daphne no, no- corrigió Lucius. -Ella y Draco no son más que amigos y los Greengrass, por suerte, no necesitan ingeniería social. Sin embargo, algunas de las otras familias de aquí no son tan dignas de confianza, así que sin duda es bueno saber que tanto él como Astoria cuentan con cierta protección-.

-¡Pensé que Astoria era más joven que nosotros!- exclamó Harry.

-Lo es-, asintió Lucius, -pero eso no es necesariamente el factor disuasorio que esperas-.

-Basta con echar un vistazo al árbol genealógico de los Black para darse cuenta-, se rió Narcissa.

-Me alegro de que los Weasley estuvieran demasiado abajo en la cadena alimenticia como para preocuparse por cosas así-, dijo Charlie, mirando hacia donde Rabastan estaba siendo acosado por las mujeres y estremeciéndose.

-Yo no me preocuparía por mi hermano-, rió Rodolphus, uniéndose al grupo. -Puede que se haya perdido varios años, pero es listo, así que no tengo miedo de que lo engañen y, por suerte, con Lysander, está demasiado alejado del título como para que yo corra un grave riesgo, aunque tampoco es que sea tan estúpido como para aceptar bebidas o comida de desconocidos-.

-Las pociones de amor son un azote-, coincidió Lucius. -Por eso el hechizo de detección fue uno de los primeros que le enseñé a Draco aunque no está de más estar atento a las señales-.

-¿Hay señales?- Harry frunció el ceño.

-Sí-, asintió Rodolphus. -Normalmente se manifiesta como una repentina obsesión por una persona, aunque los efectos pueden variar, sobre todo si la gente utiliza encantamientos de compulsión en lugar de pociones de amor reales, aunque tu anillo de señorío suele proporcionar protección contra ellas-.

-Es bueno saberlo-, dijo Harry, exhalando un suspiro de alivio, -aunque ahora me estoy preocupando por las pociones; nunca reviso mi comida-.

-Entonces es bueno que yo la revise por ti-, sonrió Severus con satisfacción.

-No te pasará nada, siempre que tengas cuidado con quién aceptas comida y bebida-, le tranquilizó Rodolphus. Harry asintió y se relajó un poco, aunque pensó que sería buena idea aprender los hechizos de todos modos. Sin embargo, se distrajo cuando los llamaron para comer y ni siquiera pensó en ello mientras se zampaba el delicioso entrante de sopa de gazpacho. Severus bromeó con envenenarle la comida para darle una lección, aunque Harry señaló que dudaba que los Lestrange intentaran darle algo parecido a una poción de amor, así que le pareció un poco redundante. La cena pasó rápida pero agradablemente y pronto las mesas se movieron y la banda empezó a tocar. Era agradable no tener que preocuparse por su tarjeta de baile por una vez, ya que se suponía que Severus sería la única persona con la que saldría. No es que Harry supusiera que bailaría mucho, ya que rara vez veía a Severus bailar en esos eventos, y por eso se sorprendió un poco cuando Severus tiró de él hacia la pista para el primer número.

THE PRICE OF FREEDOMWhere stories live. Discover now