Capítulo 6. Una aliada inesperada

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La mañana siguiente, Megan despertó dolorida a causa de sus heridas, se sentó en la cama y observó sus sábanas con sangre fresca. Resopló con fastidio porque ahora tenía que ir a la enfermería antes del desayuno y no quería llegar tarde a clases.

Media hora después, llegó a la enfermería y tocó la puerta delicadamente, pero nadie respondió. La pelinegra decidió asomar su cabeza al interior; la señora Pomfrey estaba inclinada hacía la cama de un estudiante en el fondo de la habitación. Hablaba con él y le aplicaba una especie de pomada en una herida en el brazo derecho.

—¿Popp..? ¿Madame Pomfrey?

La sanadora giró en su dirección. —Megan, querida —dijo, con una sonrisa—. Pasa.

Entró en la enfermería y observó a uno de sus compañeros de casa, Remus Lupin, en la cama que atendía Madame Pomfrey. —¿Está muy ocupada? Puedo regresar luego.

—Está bien, Megan —contestó Pomfrey—. Ya casi terminamos aquí, ¿o no, Remus?

El chico asintió tímidamente. —Sí.

—¿Qué necesitas, querida?

—Anoche me caí de las escaleras —admitió Megan, sin revelar toda la historia. Señaló su cara, sus piernas y expuso las palmas de sus manos, con magulladuras—. No he parado de sangrar.

Madame Pomfrey terminó con el brazo de Remus y se volvió para examinar sus heridas. —Oh, Megan. Debiste venir anoche —le riñó, luego señaló con la cabeza la cama de al lado—. Siéntate.

Ella obedeció sin rechistar.

La señora Pomfrey sacó de su túnica de trabajo otro frasco con un ungüento de color marfil y comenzó a aplicarlo en sus cortes de las rodillas. —¿Cómo está Juliette?

Madame Pomfrey y la madre de Megan se conocieron desde el colegio, cuando asistían a Ravenclaw. Eran también buenas amigas. Al tener el mismo sueño de convertirse en brujas sanadoras, después de graduarse, asistieron juntas a diversos cursos y entrenamientos para especializarse en magia curativa. Sin embargo, en un punto de sus vidas, tuvieron que separarse porque Juliette quedó embarazada de Megan y, al mismo tiempo, Pomfrey fue contratada en Hogwarts. En la actualidad, se veían muy poco para salir a tomar algo o cenar, pero compartían algunas cartas ocasionalmente para ponerse al día.

—Bien. Tomando turnos dobles en el hospital ahora que estoy aquí en Hogwarts —bromeó la pelinegra. Aunque ambas sabían que eso no estaba tan lejos de la realidad.

—Esa mujer —bufó Pomfrey—. Siempre ha sido una cabeza dura, y siempre se sale con la suya... —hizo una pausa y la miró—. Bueno, eso hasta ti, ¿no? Ahora eres tú la que se sale con la suya.

—¡Poppy! —exclamó entre indignada y divertida, pero luego miró con nerviosismo a Remus en la otra cama: —Quiero decir, Madame Pomfrey.

La sanadora se rió, cerrando el frasco con el ungüento. —No te preocupes, Megan. Estamos en confianza, Remus también me llama Poppy.

Él, a pesar de que se miraba cansado y a punto de quedarse dormido, asintió hacia ella con una sonrisa. —Es cierto.

Poppy sacó un díctamo de otro de sus bolsillos de su delantal. —Extiende las palmas —ordenó. A continuación, se dispuso verter unas cuantas gotas en las heridas de sus manos—. ¿Qué te pasó en la cara? No se ve bien ese corte.

—Me golpeé con la orilla del escalón al caer —mintió.

—La piel alrededor de la incisión está oscura.

—Oh, eso. Fue una Bludger.

Poppy resopló con fastidio. —Quidditch.

Megan sonrió con diversión.

WOMAN'S WORLD || James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora