𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈𝐈 ~¡𝐂𝐮𝐢𝐝𝐚𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐫𝐨𝐬!~

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Pirro y Dariush me miraron, preguntándose a qué venía esa felicitación tan personal, pero antes de que pudiese decir algo el militar volvió a gritar.

Llamó a toda la tropa, avisándoles entre gritos que habían conseguido lo que buscaban, y que era necesario irse sin perder ni un minuto más.

Los cinco nos pusimos a celebrarlo. Por fin toda aquella pesadilla había terminado, no más aliens que intentan asesinarme ni más caminar entre aquella mugre.

Y aunque la realidad no paraba de hacer eco en mi cabeza decidí dejar esos pensamientos a un lado y centrarme en que habíamos salvado el puto mundo. Mi padre podía esperar.

Entramos en el autobús, chocándonos las manos los unos a los otro sin poder contener nuestra felicidad.

— Como me alegro de haberos dicho de bajar. — Dice Dariush mientras nos sentamos.

Pirro y Zhen Zhen se sientan juntos (sin duda ahí hay algo), Gabriel, por razones que desconozco decide sentarse conmigo, al lado del pasillo. Y por último Dariush, que se sienta delante nuestro.*

*Os he dejado una foto arriba del todo para poder entenderlo mejor.

— Mira. — Me dice Gabriel, señalando la carretera.

A nuestro lado, varios coches militares como los que habíamos visto antes pasaban a toda prisa.

— Ya se van. — Susurro por lo bajo.

Aunque no me da tiempo a celebrarlo. Antes incluso de darme cuenta hay una explosión delante nuestro, haciendo que el autobús se pare en seco. Una nave dispara varias veces mientras nos sobrevuela, provocando una colisión.

El autobús no tardó en sumirse en un mar de gritos, todo está oscuro y una densa capa de polvo evita que veamos más allá de nuestras manos.

El autobús rebota, haciendo que me golpeé contra la ventana, dejándome un poco desorientada. A mi lado, siento como alguien me da la mano, estrujándola dos veces, haciéndome saber que está ahí.

— ¡Vamos Dre! ¡Hay que salir! — Escucho que me grita Gabriel, pero todo suena muy lejano.

Mi brazo deja de estar reposado en mi regazo para terminar alrededor de unos hombros, y lo siguiente que sé es que me están llevando como a las princesas de los cuentos.

— ¿Estás bien? — Me pregunta Gabriel.

Toso por culpa del polvo, se que pasa algo, hay gritos, muchos gritos. Pero se escuchan como si mi cabeza estuviera sumergida en el agua. Es lejano, y lo único que quiero hacer es dormir.

— No, no, no. — Apenas escucho a Gabriel cuando lo dice. — Ni se te ocurra cerrar los ojos, Adrestia.

Hemos salido, lo se por que el sol me azota la cara a la mínima que dejamos atrás el frío autobús.

Me recompongo un poco, mi alrededor sigue dando vueltas, pero las voces han dejado de ser lejanas. Ahora me taladran los oídos, amenazando con dejarme sorda.

— ¿Puedes andar, Dre? — Me pregunta Gabriel, dejándome como puede en el suelo.

No me da tiempo a pensar en si puedo o no puedo, una gran explosion a pocos metro de nosotros pone todos mis sentidos en alerta, dejando la "aturdición" por culpa del golpe en el pasado.

Me pongo de pie rápidamente, le doy la mano una vez más a Gabriel y ambos corremos en busca de un refugio desesperados. Dariush, Pirro y Zhen Zhen nos siguen por detrás, lo que agradezco porque eso significa que están bien.

Se oyen disparos por todos lados. Ya no se sabe quien está de nuestro lado y quienes son unos alienígenas asesinos con sed de sangre. El cielo se ha vuelto en un campo de batalla.

Nos agachamos, caemos y nos levantamos. Restos de gravilla y escombro se clavan en mi piel, pero no le doy demasiada importancia y sigo corriendo como si la vida me fuese en ello.

Porque de hecho, me va.

— ¡Cuidado con los perros! — Grita Dariush, señalando a un perro/bicho/alien/asesino como el que habíamos visto en el campamento.

Los militares le disparan con las armas, sin conseguir muchos resultados. Si no se le puede matar a ese bicho con una bala, entonces ¿con que se puede?

Tampoco es que tenga tiempo para pensar en ello.

— Agachar la cabeza. — Les digo a Dariush, Pirro y Gabriel, quienes corren a mi lado. — ¿Donde esta Zhen Zhen?

— ¡Oh, mierda! — Grita Pirro, corriendo a uno de los escombros donde se encuentra el militar guapo de antes. — Hay que sacarlo de aquí.

Los tres chicos intentan levanta los restos de un vehículo que le bloquean las piernas.

— Chicos, no da tiempo. — Intento decirles. — Hay que dejarlo aquí y buscar a Zhen Zhen.

Pero no me hacen caso.

— Hacerle caso a Miller, chavales. — Les dice esta vez el militar. — Tenéis que iros.

— Vamos tíos. — Vuelve a insistir, pero esta vez no es ni el militar ni yo, sino Zhen Zhen la que les mete presión.

— ¡Para, chaval! Para. — Le dice el militar a Pirro, cogiéndole por ambos hombros y obligandolo a mirarle. — Tranquilo. — Dice, con una voz más calmada. — Tranquilo, ahora es cosa vuestra.

El militar me da la llave, Pirro grita mientras la cojo, más enfadada que triste.

— ¡Dre no la cojas! — Grita. — ¡Dre, por favor no lo hagas! ¡No la cojas!

Pero sus gritos son ahogados por los aviones de caza y las explosiones que ocurren a nuestro alrededor.

Los cinco volvemos a correr, sin ninguna dirección en concreto. Me doy la vuelta una vez, una última vez, dándome tiempo a ver como el lugar donde antes se encontraba el militar ahora es consumido por las llamas.

Aprieto la llave entre mis manos y sigo corriendo.


N/A: Holaa!!

Bueno, el capitulo ocho ha llegado mas rápido de lo que creía jajaja. 

Por cierto, estaba pensando en hacer un "libro" de one shots variados. ¿Qué os parece la idea? Os explicaría el concepto y como va a funcionar en el propio "libro" pero si tenéis alguna idea mandarme un mensaje privado y os leo ;)

Si os ha gustado no os olvidéis de votar!

LB.


𝑭𝒍𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒖𝒆𝒍𝒈𝒂𝒏 𝒃𝒐𝒄𝒂 𝒂𝒃𝒂𝒋𝒐 [𝑮𝒂𝒃𝒓𝒊𝒆𝒍 𝒙 𝑶𝑪]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu