𝘕𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘏𝘪𝘫𝘰 [Dratake]

.Tres.

Sus ojos azulinos se abrieron con pesar, soltando un suspiro cansado, la luz de la mañana entraba atraves de la apertura de la cortina. No quería levantarse, quería seguir en su único lugar seguro, quería seguía ahí y olvidar todo lo que había sucedido.

Se sento en la cama para mirar a alhun punto fijo mientras se convencía para salir ya de esta, se levantó despacio; tallando su ojo derecho soltando un perezoso bostezo, el cual fue interrumpido por un fuerte mareo, y el malestar en su estómago, llevó su mano a la boca para prácticamente correr al baño, hechando la bilis al retrete, un sabor horrible llegó ala su boca, justo después de hechar todo aquello.
Limpio la saliva con la manga de su suéter sintiendo aún aquel horrible malestar, respiro despacio para aquellas ganas de volver a vómitar se fueran. Se levantó rápidamente enjaulado su boca en el lavamanos, no entendía porque había sido eso, talves era el estrés y tristeza de aquel tema el cual había sido ya hace semana y media.

Alzo la vista al espejo, miró las enormes ojeras bajo sus ojos, la palidez que cargaba su piel, sus bellos ojos sin aquel característico brillo, dirán que es un tonto por estar aún llorando en las noches por aquel amor que no se dio, pero vamos, cuando se quiere de verdad, somos vulnerables. Aparto la vista para hecharse agua al rostro, y salir del baño.

Camino hasta la sala, su madre no estaba, claro, nunca estaba, siempre estaba en el trabajo. Miro de reojo su teléfono en la mesita del centro, lo tomo levantando la tapa, observando la cantidad de mensajes de sus amigos, y uno que otro mensaje de algunos capitanes de la Toman.
Porque si, dejó de ir a las reuniones, nunca fue parte de aquella pandilla por lo que nadie lo iba a extrañar, pero aúna si había algunos chicos que habían estado llamándole, incluso llegaron a su casa pero nunca abrió la puerta. No quería ver a nadie.

Fue ala cocina para hacer el desayuno; pero no había nada que se le antojaba hacer, pero su paladar pedía algo dulce, quizás para quitar el mal sabor de boca; subió de nuevo a su habitación para cambiarse y así salir .

Ahora estaba esperando que le dieran su pedido, había ido a una cafetería cercana, y se había decidió por unas donas/ rosquillas con relleno de chocolate y covertura de fresa, una delicia  aunque también quería unos de los dulces dorayakis, no quería ni verlos, sabía que lloraría al ver uno, una joven omega le entró su pedido junto a un café frío, sin más lo tomó, antes de salir del local, un aroma conocido llegó a su nariz, sabía bien quién era, sin querer busco con la mirada, encontrando la melena rubia ceniza en una de las últimas mesas, sonrió inconsciente pero ello se borro al ver que no estaba solo, estaba junto a una chica , se veía linda, pero también vulgar, prácticamente pegaba su pecho al rostro del alfa ojos negros, pero lo que más lo partió fue ver que este dejaba un beso en los labios de esta.

Su último trozo intacto de corazón fue partido , sus manos temblaron con fuerza, sus ojos azulinos se aguaron, y antes de hacer una escena, decidió salir del local con rapidez.

Sentía sus piernas temblar, su corazón aun doler, ¿porque era así?, ¿realmente no sintió nada por el?, ¿Porque si el lo amaba El rubio no pudo hacer lo mismo?.

Su vista estaba nublada por las lágrimas que no se fijo hasta chocar contra alguien quien ni se inmutó, estaba por caer  cerrando lod ojos esperando el impacto contra el suelo, cuando fue tomado de la cintura, abrió los ojos sorprendidos encontrándose con un rostro conocido.

— Takemitchi —. Hablo aquel alfa de voz gruesa, se sorprendió por verlo.

— Draken-kun —. Murmuró bajo, el trenzado lo soltó dejándolo de pie en la acera, mirando aquellos ojos rojos en señal que había llorado.

— Takemitchi, ¿estas bien? —.

Pregunto el rubio mirando de pies a cabeza al menor para saber si no estaba herido. El pequeño Frunció el ceño ante aquel apodo que fue puesto por aquel infeliz enano, esbozo una sonrisa más que falsa sujetando con fuerza su bolsa de compras.

— S-si.. gracias draken-kun , debo irme adiós —.

— ¡Espera!.. —. Trato de detenerlo pero el menor ya había salido corriendo, más sin embargo sentía la corazonada que no estaba realmente bien. Que le había mentido ala cara sin descaro alguno.

Camino hasta donde se vería con su enano amigo, llegando aún a cafetería; este alzó la ceja inquisitivo, era la misma cafetería de la cual llevaba bolsas el oji-azul, busco a mikey encontrando a su amigo junto a una chica que no conocía, llegó hasta ellos sentándose en la silla de enfrente.

— Bien, ¿que querías decirme? —. Pregunto mirando neutral ala tipa.

— Te quería presentar a mi novia —
Hablo el rubio cenizo , el trenzado se sorprendió ante lo dicho, pues nunca había visto a mikey con algún interés amoroso, parecía no interesarle ese tipo de cosas. Y esa chica no le daba buena espina.

No dijo nada, simplemente dejo que la "pareja" siguiera en lo suyo, pues de sus pensamientos no se iban aquellos ojos azules lagrimosos.