ARRAS (fragmentos, parte 1)

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Una Historia de TOU MEGA-THIRION
Por ©Helmut Melo-Quiroga / Hecha la Reserva de los Derechos de Autor.

ADVERTENCIA: SPOILERS A LO PENDEJO. Ya saben que no estoy publicando "Tou Mega-Thiríon" en orden, ni siquiera, completa. Así que es evidente la inconsistencia en la continuidad. Ustedes son fuertes y guapos, ahí les dejo.


En la oscura atmósfera dentro de la cámara de Karma, los ojos de Jooup se tomaron algunos instantes para acostumbrarse, y permitirle a la Dueña del Mundo ver lo que la penumbra se obstinaba en ocultar. Entró despacio, y con un susurro le agradeció a Maia-Garnnid Átma por haber abierto la puerta y permitido el paso. La Therion sólo le contestó con un gruñido condescendiente. Jooup-No Karma fue hasta su cama, temerosa de dar su espalda a Átma. Se sentó en el lecho, hacia el centro sobre el borde, despacio y con la mayor gracia y elegancia posible, tratando de darse confianza y no permitir que el creciente temor que la inundaba fuera intuido por la Bué-Schá.

Descuidada de ella, o tratando de parecerlo, Maia-Garnnid buscó un rincón en el que pudiera acomodar su enormidad. Lo encontró al lado del hogar dónde la escasa luz que se colaba por los ventanales no alcanzaba a iluminar y, con todo y su tamaño, aún podía ocultarse. Therion no temen a la oscuridad, cómo Nymi, pueden ver en la noche casi como en la claridad del día. Se sentó contra la pared con una de sus piernas recogida, como si tuviera la intención de cruzarlas, pero con la otra apenas doblada. Descansó un brazo en la rodilla de esa pierna, y con la otra mano, buscó entre sus cosas y sacó la pipa y la vara para encenderla.

La pipa estaba armada, pues desde la mañana no había tenido tiempo de darse una buena fumada, y eso que con tanto ahínco la había preparado. La había guardado con cuidado, para evitar que el tabaco se saliera y se esparciera por todo el interior de la mochila. Se llevó la preciosa pipa tallada en hueso a la boca, sosteniéndola en una de las comisuras de sus labios. Del hogar, con la vara, recogió una llamita incipiente, y la encendió.

Bendice el Tabaco, y danos Su Claridad y Paciencia —, dijo, mientras dejaba escapar el primer humo.

— Bendícelo... — contestó Jooup, mecánicamente, sin atreverse aún a mirar hacia el rincón dónde Átma se ocultaba.

No tragaba el humo, como nunca Therion lo hizo, sino que abriendo la comisura al otro lado de su boca, lo dejaba salir ruidosamente. Jooup ya la conocía e incluso, en verdad había llegado a apreciar esas cosas de Therion que ellas tenían.

Lo que la hacía sentir incómoda, era que Átma no era visible. Apenas el extremo de la pierna que tenía medio estirada podía verse en el escaso claro oscuro de la habitación. Eso, y la lumbre en la pipa, era lo que dejaban saber de la presencia de la mortal mujer en el mismo lugar.

— Átma... usted va a... asesinarme, ¿No es así? —, resignada, por fin preguntó Jooup.

La respuesta de la Therion era de esperarse. Con esa voz profunda, sensual y femenina pero escalofriantemente gutural, le dio algo de calma. Qué triste debería ser Señora del Sié y de Baak-Atá, con el permanente miedo de ser asesinada por quién más cerca estuviera en cualquier momento.

El karma de Karma. ¿De qué servía ser Dueña del Mundo, si el terror de la traición permanente no le dejaba disfrutarlo?

No, no la mataría ahora. Eso dependía de lo que pudiera suceder con Tamáshi, Duh-Já y Siile. Estuvieron en silencio, mientras la tensa atmósfera apenas se marcaba por los soplos de humo de tabaco.

Ya pasaba un buen rato de difícil incomodidad, cuando Jooup pensó que para poder tranquilizarse, debía hacer hablar a la Bué-Schá. Por lo menos, así estaría segura de que aún estaba, y de dónde estaba.

TOU MEGA-THIRIONWhere stories live. Discover now