CAPÍTULO 30: ¿QUE HACES TÚ AQUÍ? VETE

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-¿Cómo está mi niño? – digo entrando a mi casa. Esperábamos la visita de mi prima porque el pequeño Brian hacía hoy su primer año - ¿Qué haces tú aquí? Vete – digo asqueada.


-Vengo a pedirte disculpas, y... tengo que enseñarte algo, pero a solas.


-Mi chica no se irá contigo – dice Blake entrando al comedor y cogiéndome de la cintura.


-Ya, claro – dice Bruno cómo si nada - ¿Y que harás, llamarás a tus amigos polis para que la protejan? Creo que ella sabe que yo jamás le haría daño.


-Pues no sería la primera vez que se lo hicieras – dice mi novio cabreado.


-Me metiste en un correccional y ha funcionado bastante bien, si no te importa, quisiera hablar con mi ex a solas.


-Vamos a dar una vuelta y a hablar – digo terminando con la discusión - si no vuelvo en 45 minutos, ven a buscarme o llámame – sentencio, Blake se limita a asentir y a darme un casto beso en los labios.


-Disculpas aceptadas, ¿Qué tienes que enseñarme?


-Ven – me coge de la muñeca y me arrastra dentro de una tienda, veo a Noelia dentro con un traje rosa y blanco, estaba detrás de la barra de la pastelería – es nuestro negocio – me explica – Noelia son las 14:15, ves a descansar a casa, yo me quedo, voy a enseñarle la tienda a Dana – ella asiente – Emily, llama a una pelirroja – estás a cargo hasta que acabe – la chica emocionada se pone nerviosa y asiente – Ya verás cuantos pastelitos.


-Bruno, ¿se puede saber porque diablos me quieres enseñar tu negocio con Noelia? – dije enfadada.


-Este es el almacén, y ese de ahí es el hueco de los descansos.


-¿Y a mi que me importa eso, se puede saber que quieres?


-Que pagues .


-¿Cómo, haciendo publicidad o comprando pasteles? – río con descaro.


-No, quiero que me pagues a mí – me tira contra el suelo y me doy contra la pared, me quedo inmóvil, lo veo todo pero no me puedo mover, la voz no sale de mí, y la fuerza para abofetearle no llega, ni siquiera puedo levantarme, hasta me cuesta respirar.


De repente, se quita la camiseta, eso me da fuerzas para cerrar las piernas lo máximo que puedo y me aferro a mi misma, quitándome todo el tipo de fuerzas de las que antes disponía.

Su cinturón ya no está ,  y sus pantalones y zapatos tampoco.


-Dime ¿va a ser para ti tan especial cómo para mi? – dice refiriéndose a la virginidad.


-D... Dejame... - digo sin fuerzas. Al bajar la cabeza, ya sin fuerzas para mantenerla en pie, veo un bulto en su entrepierna, me estremezco y cierro los ojos, me coge y me quita la chaqueta, comienza a desabrochar mi camisa cuando la puerta se abre, él me tira al suelo, y todo me queda negro, pero puedo reconocer dos voces.

Tú y tu mundo #Wattys2017Where stories live. Discover now