Los disparos de los guardias nos rozaron, Ragen me empujó contra la pared mientras que lidiaba con ellos, decidida a hacer algo tomé el arma que uno de los guardias dejó caer, me posicioné detrás de Ragen para protegerme y apreté el gatillo cuando se agachó.

Disparos que acertaron en puntos vitales.

Desde esa vez que disparé he mejorado.

—Eso sí que es exitante, sabandija.

Su comentario me hizo teñir las mejillas, por otra parte me sentí bien ante sus palabras.

Ragen me ha reconocido.

Siguiendo la misma dinámica bajamos al tercer piso, Ragen no permitió que ningún ataque si quiera me roce, verlo moverse con precisión, elegancia, perfección y rapidez me hizo pensar cosas indebidas, mis ojos seguían sin creer tal habilidad inhumana.

Quién lo haya entrenado hizo de un humano un arma mortal.

Mi ropa antes blanca ahora tenía ligeras gotas que inevitablemente me mancharon, pero con todo lo que mis ojos presenciaron nada me impresiona.

Unos pasos apresurados se acercaron detrás de mí, un cuerpo se abalanzó sobre mí, y otro fue por Ragen, alcancé a ver que era Antoni, lo llevó dentro de un aula y con sus cadenas intentó golpearlo. Giré mi cuerpo y reconocí su máscara.

Me encontré frente a frente con mi oponente, su mirada desafiante me incitaba a correr del miedo, ambas sabíamos que solo una de nosotras saldría viva.

—Verna.

—Al fin tendré la oportunidad de acabarte —sacó sus tijeras y las elevó en el aire.

No debo dudar, no debo.

En la mano derecha tenía aún la pistola, no la solté en ningún momento.

Disparé a su brazo y la golpeé con mi antebrazo quitándola de mi cuerpo.

—Pudiste matarme pero no lo hiciste, ¿por qué? —su rabia se notó con el distorsionador.

Tampoco tengo la respuesta.

¿Por qué no la maté?

Motivos no me faltan.

—No quiero matarte.

De reojo vi los escalones he intenté caminar hacia ellos.

Ella bloqueó con su cuerpo las escaleras para que no baje al siguiente piso, con la luz noté su ropa mojada en sangre ajena, me sorprendió que no se quejara por el disparo o el dolor.

Con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho y la determinación di el primer paso a la pelea, observaba cada uno de sus movimientos basados en agilidad y rapidez, buscando la oportunidad perfecta para lanzarme el  golpe.

No hay espacio para la duda ni la vacilación, solo la total concentración en cada movimiento.

Con un golpe veloz se lanzó hacia mí, pero lo esquivé con destreza o quizá suerte de principiante. Respondí con un contraataque rápido, mis nudillos se encontraron con la mandíbula de la máscara, y un sonido sordo resonó en el aire pero respondió con una combinación de golpes ágiles y mortales dirigidos hacia mi torso.

El impacto se sintió como un disparo de energía atravesando mi cuerpo, pero no podía permitir que el dolor me distraiga. Cada puñetazo y bloqueo son ejecutados con precisión milimétrica, el sudor perlaba mi frente mientras continuábamos intercambiando golpes. La adrenalina es lo único que me permite seguir.

El mundo desapareció a mi alrededor, dejando sólo a nosotras dos, cada movimiento se volvía más feroz, más desesperado.

Verna esta decidida a matarme. Se quitó la máscara y la arrojó lejos de ella.

RagenWhere stories live. Discover now