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Estaba sentada en un cómodo sillón, contemplando mis juguetitos cuando llamaron a la puerta.

Yo: adelante

Amaia: hola... habíamos concertado una cita

Yo: te estaba esperando, por favor, pasa

Se la veía nerviosa, se tocaba el pelo, juntaba las manos y no avanzaba más allá de la puerta, que se había cerrado tras de si.

Yo: relájate, no me como a nadie. Siéntate ahí y cuéntame.

Tomó asiento, cruzo sus piernas y miraba hacia el suelo, iba a ser un encuentro interesante...

Amaia: verás, yo había pensado en algo... light, oral o algo así... Es la primera vez que hago esto.

Yo: que pone en la puerta? Léelo

Amaia: cuando la puerta se cierra, ya eres mía

Yo: eso mismo, así que aquí se hará lo que yo considere

Amaia: pero...

Yo: no hay peros que valgan... has entrado por voluntad propia, además eres muy guapa, me apetece hacerte un completo

Amaia: que es un completo?

Yo: cariño, ya lo verás.

Me miraba tensa, pero sabía que no tenía ningunas ganas de irse. Me acerqué a ella que estaba sentada, di una vuelta alrededor de ella, acariciándole el pelo, la cara y el cuello.

Yo: levántate

Se levantó titubeante

Yo: relájate preciosa, podrás hacerlo?

Amaia: si

Me pegué mucho a ella, notaba su respiración caliente, lamí sus labios. Puse una mano en su pecho y notaba su corazón latiendo a gran velocidad, lo que me hizo sonreír. Desabroché su camisa y la bajé lentamente por sus hombros, dejando sus pechos y vientre al descubierto. Pase las yemas de mis dedos por sus pezones, la piel de alrededor se había erizado. Desabroché sus pantalones y los bajé junto con sus braguitas. Tenía un cuerpo espectacular y estaba toda depilada; tenía la tentación de acariciarle el chochito pero me contuve, todavía no.

Yo: así es como me gustan a mi las mujeres, desnuditas delante de mi.

Abracé su cintura, acerqué mi lengua a sus pechos y me los comí despacito, me centré en sus pezones, que no eran muy grandes, pero no tardaron en endurecerse, me gustaba mucho sentir la sensación de los pezones erectos en mi lengua, en mis labios. Besé sus labios, que me devolvieron tímidamente el beso y agarré sus nalgas con las dos manos mientras lo hacía y las apreté contra ellas.

La hice sentarse en un diván, que estaba elevado, y abrí sus largas piernas un poquito,

Yo: estás cómoda?

Amaia: si

Yo: estás preparada para que te folle?

Amaia: lo estoy.

Yo: vamos a comprobarlo.

Abrí aún más sus piernas, y puse mi cara a la altura de su coñito, pasé un dedo entre sus labios y salió un poco mojado. La miré, abrí su rajita con mis manos dejando libre su clítoris y pasé repetidas veces mi lengua por el, de arriba abajo. Lo atrapé con mis labios. Ella se movió en su asiento.

Puse un dedo en su agujerito para sentir como iba aumentando la humedad en el. Empecé a comerme su coño con más ganas, me hice dueña de su clítoris, suspiraba más fuerte. Llegó a un punto de humedad en el que yo tenía toda la boca y la barbilla completamente mojada.

Entre Sábanas- EroticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora