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Mingyu podía ser muchas cosas, pero definitivamente no era estúpido.

Mingyu, sabía y sentía, que Wonwoo le pertenecía, la posesión que sentía su alfa hacia el joven de ojos azules era desgarradora, y cada vez era más difícil ignorarlo, iba más allá de su autocontrol, y sabía que estaba mal, pero no podía hacer nada para cambiarlo, por más que intentó, jamás se auto convenció a sí mismo de dejar de tener esos sentimientos hacia el menor.

Lo que sentía se sentía incorrecto y a la vez tan apropiado, que no se entendía a sí mismo, su alfa, cada vez que olía el aroma de Wonwoo, ronroneaba de placer, observaba el cuerpo del alfa con lujuria, siempre, ese suave cuerpo, que solo quería abrazar y proteger, y había ocasiones más consciente, donde su mente no lo aprobaba, donde solo se recalcaba así mismo como estúpido por desear a alguien que no es correspondido.

El rizado trataba de probar al menor, de persuadirlo, e intentar ver más allá de lo que expresa, Wonwoo es una persona muy inexpresiva conforme a sus sentimientos profundos.

Cuando estaba junto al menor soltaba feromonas territoriales y fuertes, demostrando su poder, su rango y dominación, y lamentable, no tan lamentablemente Wonwoo parecía reaccionar como tal, de reojo podía observar como el castaño se removía en el sillón, como se ponía nervioso, como comenzaba a jugar con sus manos y acariciaba su propio cabello, y sus feromonas se volvían más dulces, era tan extraño, como el aroma del pequeño cambiaba drásticamente, Wonwoo era inexpresivo, pero su aroma nunca, su aroma siempre expresaba todo.

Pero eso no significaba que podía avanzar o retroceder, alguien debía dar el primer paso, y definitivamente no quería ser él.

Estaban los cuatro alfas en una de sus habituales juntas diarias, platicando sobre el próximo juicio, y todo lo que corresponde.

Jeongyeon seguía en la mansión, sé volvió apegada a Wonwoo, el castaño es una persona que le agrada a todos, y todos le adoran, es como un don, uno que a veces es beneficioso y a veces no tanto.

Estaban fingiendo, en esos días habían estado fingiendo una relación, y por culpa de Jae y Seokmin, su hermana casi los descubre.

Tres días antes.

 

Jeongyeon leía un libro en la sala de estar que se encontraba antes del pasillo de las numerosas habitaciones.

El ambiente que abundaba en esa casa era grandioso, era tan calmado, el silencio abundaba, la soledad era exquisita, un lugar que sin duda extrañaría.

Unos pasos se escucharon provenientes de las lujosas escaleras de mármol, levanto su vista encontrado a un alfa rubio en traje y con lentes, Jeongyeon sin duda se sorprendió, conoce a ese alfa desde siempre, y de pequeño era una cosa tierna y verlo tan maduro era inaudito.

"¿Jaehyun?" Dijo la alfa sorprendida.

"¡¿Jeongyeon?!, ¿El casi amor de mi vida?!" Habló el alfa dejando caer su maletín de lo estupefacto que estaba.

Ambos corrieron hacia sí, abrazándose  fuertemente y dando pequeños saltos en felicidad acumulada.

"¡No puedo creer cuánto has cambiado tierno Jae!" Gritaba extasiada la alfa.

"Tú sigues igual de bella que siempre" Dijo el rubio dándole una gran sonrisa y de la nada desvaneciéndola.

Jae adoraba a la chica, ella siempre fue como la hermana mayor que nunca tuvo, pero esa misma alfa genial abandonó a su hermano del alma, destrozándolo, el tenía lealtad, y si tuviera que escoger entre Mingyu y Jeongyeon, escogería una y mil veces a su amigo, sin pensarlo.

DOMINAME  》MinWon/Meanie《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora