capitulo 55 ( las cosa que hacemos por amor)

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Él quería prepararla, pero también curarla de lo que fuera que le impedía estar íntimamente con los hombres. Él lo había notado al igual que ella, y como ella quería ayudarla como fuera. Ese gesto hizo que Freen lo amará más que antes, y lo miró unos instantes para que lo supiera.

Freen no esperó más y empezó a besar a Becky en los labios de forma apasionada mientras la abrazaba y hacia retroceder hasta tropezar con la cama y caer de culo en ella sin dejar de besarse.

― Freen…

La vampira tumbó a la humana en el centro de la cama, besándola con la lengua dentro de su boca mientras sus manos se deslizaban por su cuerpo, por encima y por debajo del camisón. En un momento dado Becky apartó los labios para gemir en alto echando la cabeza atrás, y en ese momento sus ojos se fijaron en Dorian, quien daba un sorbo de champán mientras los labios, la lengua y los colmillos de Freen prestaban atención a su cuello estirado antes de bajar hasta el escote y allí empezar a bajar la fina prenda de seda y dejar expuestos sus blancos y redondos pechos.

Freen pudo escuchar los latidos acelerados de Becky y la circulación de su sangre por sus venas. Al alzar los ojos vio que ella miraba fijamente a Dorian. Se estaba poniendo demasiado nerviosa al verle allí sentado observando. Debía calmarla, así que la cogió suavemente de la barbilla para obligarla a mirarla a los ojos.

―No pienses en él ahora ―murmuró ella con voz ronca―. Piensa solo en mí. Solo en mí.

Al mirarla a los ojos, Becky se relajó enseguida, dejándose llevar como muchas otras veces con ella. Eso a Freen la excitó y volvió a lo que estaba haciendo. Cuando Becky quedó libre de las tiras finas del camisón y sintió los labios cálidos y húmedos sobre sus pechos, echó las manos hacia arriba por encima de su cabeza hasta agarrarse con fuerza a la almohada, gimiendo de gozo cuando Freen rozó con sus colmillos los pezones, devorando ambos de uno en uno.

―¡Ah! Sí… Ahí... ―gimió Becky con el lomo de la mano sobre sus labios.

―¿Te gusta?

―Sí…

Freen le dio una mirada ardiente antes de volver a lamer y chupas sus pechos mientras sus manos terminaban de bajar el camisón hasta la altura de las bragas. Dicha atención en sus pechos hizo que Becky gimiera ladeando la cabeza y arqueando la espalda, agarrando la cabeza de Freen contra su pecho, pero la vampira volvió a colocarlas donde estaban antes sin resistencia.

En todo momento Dorian las observó en silencio. Apenas tomaba un ligero sorbo del champán al estar tan concentrado en observarlas con los ojos bien abiertos, sorprendido de ver a Becky tan entregada. En ese momento ya no era la humana tímida y frágil que había conocido. Y eso era gracias a Freen, quien también se la veía distinta; mejor.

Él esperaba que esa relación las ayudará a ambas, especialmente a Becky. Quería que finalmente contará el motivo por el que rechazaba el sexo opuesto sin haberlo probado antes. Pero eso sería después, ahora quería disfrutar de esa escena erótica con él como único espectador.

― Freen… ―jadeó Becky― por favor… más…

Freen miró satisfecha a Becky, estaba jadeando extasiada y su piel brillaba por el sudor y su saliva alrededor de los pezones. La pillo mirando de reojo a Dorian, pero ya no avergonzada. Eso era un proceso. Pero ahora quería relajarse en disfrutar de ella. Y ahora llegaba la mejor parte.

Besando con amor el vientre plano, haciendo círculos alrededor del ombligo con la lengua húmeda, Freen la contempló. ―¿Estás lista para mí? ―preguntó relamiéndose los labios.

Con esa pregunta en el aire y sin dejar de mirarla a los ojos, Freen le bajó el camisón y las bragas por las piernas finas y tuneadas hasta quitárselo todo al fin, teniéndola desnuda para ella. Como cada vez que tenían sexo, la contemplaba unos momentos en todo su esplendor, y también vio que su cuerpo además de su rostro se ruborizaba de vergüenza.

―¿Aún te ruborizas? ―preguntó acariciando sus piernas en ascenso. Becky no respondió, apartó la mirada y Freen se río―. Me gusta. Te hace muy sexy.

Bajo la atenta mirada de Becky, llena de deseo y ansia, Freen no dudó en quitarse la ropa interior estando de rodillas entre las piernas abiertas de Becky, viendo como se desnudaba con sexualidad y erotismo puro. Becky tragó saliva por su garganta seca. Dorian tampoco se quedó estoico ante ese streptease.

― Freen…

Con los pechos libres, vestida solamente con las braguitas, Freen se abrió paso entre sus piernas, acariciándola en todo momento, relajándola, excitándola, antes de tumbarse sobre su vientre hasta tener la cabeza delante del pubis y sin dejar de mirarla empezar a lamer y acariciar con los dedos los labios inferiores con la delicadeza y gozo que ella le daba, enloqueciendo a su amante.

Para Becky, esa era la verdadera Reina de la sombra en todo su esplendor. Con el pecho desnudo, en bragas y dándole placer con su lengua, boca y manos bajo la mirada de su hermano y prometido.

―El néctar más dulce… ―susurró Freen contra su sexo, gimiendo con gusto.

―¡Freen…!

No quiso hacerla sufrir más, así que introdujo un par de dedos por su vagina, moviéndolos por dentro. Becky empezó a gritar de placer, agarrándose donde fuera bajo la atenta mirada de Freen y Dorian. No pudo contener las lagrimas. No de dolor, sino de puro placer incontrolable.

Freen ascendió por su cuerpo dejando un rastro de besos en su piel antes de besarla en los labios sin dejar de mover los dedos. Al sentirla contra si Becky la abrazó con fuerza, agarrándola por la espalda con sus dedos clavados en su espalda. Ese pequeño dolor complació a la vampira.

―Eso es ―animó Freen, mordiéndola en el lóbulo de la oreja― suéltate.

― Freen… no… no puedo…

―Hazlo. Correte para mí. Para nosotros.

A la orden de Freen, Becky tuvo el orgasmo más potente hasta el momento. Echó la cabeza atrás y gritó hasta que se libero por completo. Después quedó rendida bajo la satisfacción de su amante quien no espero a volver a besarla con lengua. Becky no se quedó atrás y participo en ese baile en sus bocas mientras la acurrucaba contra si sujetándola por la espalda y la nuca.

Freen dejó de besarla y la miró a los ojos, grises contra los negro.

―¿Estás bien? ―preguntó. Becky asintió―. ¿Estás preparada?

Ambas miraron a la vez a Dorian, quien seguía sentado en la butaca, esperando su permiso. Becky fue la primera en desviar la mirada hacia Freen. Está vio que estaba tranquila, pero aún algo nerviosa. ¿Qué chica no lo estaba cuando esta a punto de perder la virginidad con un hombre?

―Lo estoy ―aseguró―. Pero también quiero darte placer a ti, como tú has hecho.

Ante esa petición Freen miró primero a Dorian y después a Becky de nuevo. Entonces le sonrió con picardía.

―Tranquila, tendremos toda la noche para hacer lo que los tres queramos.

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