—*—*—*—*—*—*—*—*—*—*—



Harry sonreía, con diversión y en silencio, a mitad de la noche, bajo las muchas frazadas de su cama sosteniendo, el celular sobre su rostro, el cual ya había caído golpeándolo en más de una ocasión, contestando los mensajes de Draco.

Faltando pocos días para el comienzo del invierno, la relación entre ellos había crecido semana a semana, mes a mes. Habían forjado lazos. Cada mañana despertando y enviando el mensaje de "buen día", al que despertara ultimo y terminando con un "buenas noches", el que durmiera primero.

Se habían convertido, el uno para el otro en algo constante que no variaba y estaba allí en todo momento para leerlo. Aunque realmente no fuera así y leyera los mensajes horas más tarde, era algo certero que lo haría y ese saber les daba cierta tranquilidad.

Una vez le había dicho a Draco "siento que no muevo un dedo sin decírtelo", cada situación era relatada y cada una de ellas, sin saberlo, era de información al otro, que inconscientemente recibía esa información. Mantener al otro al tanto de su vida los hacía conociese más y de nuevo día a día, porque eran adolecentes y cambiaban con el paso acumulativo de los días.

No se conocían en persona, porque hasta la fecha no se cruzaron en las calles de la ciudad, pero las narraciones de cada jornada les daba el extraño sentimiento de tener al otro cerca.

Las conversaciones no tenían fin, así como tampoco comienzo. Solo fluían de comentarios.

Como aquella que se mantenía en ejecución, cual protagonista era la fruta de la noche anteriormente digerida por Draco. Una enorme naranja con un color brillante que prometía ser tan jugosa como el rubio aseguraba que degusto.

Draco, debería estar durmiendo, sin embargo estoy aquí leyendo tu enamoramiento por las naranjas.

¿Ya tienes sueño? Que espíritu de viejo resultaste tener.

No tengo espíritu de viejo.

¿Entonces de bebe?

Vete al demonio.

Preferiría a estar horas a Morfeo, pero ¿ves la hora? Es temprano.

Repito, vete al demonio... y con tus naranjas.

¿En verdad no quienes saber explícitamente como comí las naranjas?

¿Y por qué demonios querría? Te digo que ya me dio sueño.

Porque explicarte como chupe, lamí y mastique la jugosa naranja podría entretenerte, pero resulto que eres un viejo amargado sin imaginación.

¿Qué?

¡Que me has mandado de una patada a la frienzone de nuevo!

¿Cuándo hice eso?

Cuando quise darte explícitamente detalles de mi boca y te negaste.

¡Querías darme detalles de una naranja!


Decirte como mis labios chuparon, mi lengua lamio y mis dientes mordieron era un perfecto anzuelo que debías picar y no sé, quizás tener sexo telefónico.
Pero lo has arruinado, porque obviamente este chico hermoso, yo, no te interesa.
Iré a contarle sobre las naranjas al chico que hoy me paso su número. Descansa con Morfeo.


¿Qué demonios? ¡Quieres venir!
¿Cuándo dijiste algo sobre sexo telefónico?

No lo dije, tú no quisiste.

Que estaba a punto de dormir, no puedes jugar con palabras cuando no estoy alerta, además que a ti no se te da decir indirectas y mi entenderlas.

Error, a ti no se te da bien notarlas, yo las digo muy bien.
Y bueno, ya... ¿quieres o no salir de la zona?

¿A qué viene eso?
Creí que estabas muy cómodo.

Si, hasta que esto que tenemos se volvió muy raro de explicar.
O sea, no era broma lo del chico y su número.
Harry, un chico realmente guapo me ha dado su número, me ha invitado a salir.
Pero no acepte, pensé en ti y por más que quise no acepte.
Y no te dije nada, porque no quería que creas que ando saliendo con alguien.
Y ha pasado 7 minutos y no has dicho nada, voy a optar por la idea de que te has dormido.


Yo solo estaba pensando.
Draco... ¿hablas en serio?

Tan en serio como que soy un chico gay de 20 años, que aun no tiene sexo.
Te he contado que mi única actividad sexual sucedió a los 17 con el intento de novio que era un idiota.

Ya te he dicho que masturbación, sexo oral y penetración, entran en sexo.

Y yo te he dicho que quiero sexo anal.
Y pude haberla tenido con este chico, incluso puedo tenerla aun.
Así que por favor, dime si tengo oportunidad contigo o no.
Porque esto se volvió raro. No puede ser que sienta algo como ser infiel por salir con otro.


Yo también tengo algo que contarte. La semana pasada, el vecino, ¿recuerdas el que te conté que era mi amigo de niño y nos besábamos? Bueno, me lo cruce cuando regresaba de comprar unas cosas ya estando oscuro.
Y no sé cómo sucedió, pero de repente estaba allí besándome contra el árbol fuera de mi casa.
Y me dijo cosas, que besaba bien, porque le estaba correspondiendo sin reaccionar y que quería hacer conmigo cosas "sucias" que con su novia no.
Y comenzó a frotarse y gemir en mi cuello, y todo paso tan rápido, no lo sé, yo lo disfrute un momento, porque no he tenido sexo en tanto tiempo. Pero en cuanto quise separarlo, él ya se había corrido. Yo estaba comenzando a ponerme duro ¡y él ya había eyaculado!
Lo aparte cuando intento masturbarme en plena calle, maldito exhibicionista.
Pero me sentí tan mal luego de esa escena.
Lo mande la demonios y también a un psicólogo para que resuelva su sexualidad.
Intente pensar que me hacía sentir mal.
Y me di cuenta que eras tú, como si no decirte o decírtelo, ambas fueran malo porque era malo lo que sucedió, en otras palabras, sentía como si fuera infiel.
Y ya no supe que hacer.

Como no se en que nos deja esto.

Que interesante secretito.
Y yo sintiéndome mal por sonreírle a un guapo desconocido que al verme sonreír decidió que quería llevarme a su casa a tener sexo.


¿No te había invitado a salir?

Si, a tomar un café y luego a su casa. Así de fácil lo dijo.
Y si vamos a ser sinceros, cuando me dejo su número me apretó el trasero, el desubicado, pero tenía una mano tan grande que realmente no me importaría tener sexo con el si tú me rechazas.


Tengo manos grandes.

Tienes muchas cosas.

Comienzo a creer que debería buscar ayuda, porque ¿qué tan cuerdo estoy si me enamoro de un chico que nunca he visto en persona?
Me tienes algo loco, y que mis últimas masturbaciones hayan sido inspiradas en esas fotografías que has subido...

Así mismo me has visto, en fotografías.

¿No te sientes loco? Ni siquiera tengo tantas fotografías actuales como para que me veas.

Pero yo te he visto en persona.
Ya que estamos confesando, dos veces.


¡¿Qué?!

En la primera, tú también me viste a mí.

Recordaría muy bien haberte visto, Draco, no te he visto.

No me recuerdas, porque en ese entonces era un niño sin gracia y la máquina de café era más interesante para ti, ese día habías aprendido a usarla.
Te vi cuando trabajabas con mi amiga.
Yo le había preguntado por ti, tu llevabas una semana trabajando ahí, y ella creía que eras hetero.
Cuando me dijo que eras homo, yo estaba en esa cosa extraño con el estúpido y una masturbación y mi primer orgasmo me hacían creer que estaba enamorándome.
Y si me enamore, pero de tener orgasmos.


Solo diré en mi defensa, que esa máquina había sido difícil de controlar y que tu amiga nunca me dijo que tenía un amigo tan hermoso que era gay.
Solo me pidió que tonteara con su ex para asustarlo.
Y me negué.

Yo no, lo bese y por poco no tenemos sexo, era un juego, quise incomodarlo y le seguí los besos. Pero se emociono y comenzó a tocarme, me puso duro y quiso voltearme para penetrarme.
El idiota ni siquiera sabía cómo, pero quería. Fue cuando le di una bofetada y nunca más seguí las bromitas de mi amiga. Nunca le dije eso, solo que había respondido al beso.


Era guapo.

Pero de idiota, le seguí los besos y deje que me tocara y me puse duro, porque era guapo. Pero no dejaría que un idiota me penetrara.
Ni a esa edad ni ahora.
Y tú no pareces idiota.


No soy idiota.

La segunda vez, fue unas semanas después de comenzar a hablar, ya habíamos acordado que si nos veíamos nos saludaríamos.
Y cuando te vi, quise correr a saludarte, estabas caminando, solo.
Pero entonces me dije a mi mismo que no te conocía realmente, que quizás debería conocerte primero mejor.
Y me dedique solo a verte.
Tienes una espalda tan ancha y sexy.

Y un trasero tan pequeño y redondo, tentador.

Te vi de perfil... ¿Por qué sales tan feo en las fotos cuando en persona eres guapo?

¿Y ahora que cambio?

Ya te enojaste.

No.

Ya te enojaste mucho.
Cambio que ahora si te conozco.


Ya veo.

Si te encontrara ahora en la calle, no te dejaría pasar.

Si te vería ahora en la calle, no sé si te saludaría.

¿Tan enojado estas?

Me siento entre traicionado y sorprendido.
En verdad me creí el cuento de encontrarnos de la nada.
Pero no tiene mucho sentido ahora.

¿No te gustaría verme en persona?

Ya no sé que me gustaría contigo, Draco.
Déjame pensarlo.

Está bien, entiendo.

No, no lo haces, no entiendes nada. Yo tampoco entiendo.

Bien, háblame cuando lo entiendas.

Eso hare.


Enojado, decepcionado y dolido, arrojo el celular a un lado, el sueño había escapado hacia varios minutos.

Tenía en sus manos una confesión de amor que le fue entregado por el chico con el que venía soñando, pero los secretos que acompañaron dicha confesión había dolido en la profundo de su pecho, sin dejarlo gozar de ella.

Había tenido la ilusión cada vez que caminaba por las calles de la ciudad, la fantasía de verlo cruzar una calle, con el viento soplando y las hojas revoloteando. Encontrarlo caminando por la calle y que sus miradas se encontraran, que paso a paso al acercarse las hojas secas de los arboles crujiendo bajos sus pies, que se sonrieran antes de abrazarse. En medio de una llamada, contestando sus propios mensajes chocaran el uno con el otro y las miradas se reconocieran mutuamente.

Saber que ya había sucedido y Draco no cumplió su parte del trato, lo hacía sentirse idiota... ¿No le había agradado a Draco desde un comienzo como él lo hizo?

Tantas preguntas y ninguna respuesta. Estaba enojado y no quería hablarle, realmente no quería y no lo haría hasta que se sintiera mejor con la situación.

Continuara...

¿Cual de las dos historias les va gustando más? ¿Que interrogantes le han quedado en cuanto a los personajes?


¡Gracias por leer!

4 estacionesWhere stories live. Discover now