Al llegar, ambos tomamos asiento en la misma mesa, mientras que Carlies ocupa un puesto individual en la barra. Darek me cede la carta del menú, pero yo solo quiero seguir durmiendo.

—No haremos otra parada, come y ve al baño, porque no pararemos hasta llegar al lugar del festival.

No digo nada, solo quiero continuar durmiendo, por lo cual elijo algo simple del menú y él hace lo mismo. Tardamos menos de media hora y volvemos al interior del auto.

—¿Tienes agua? —pregunto con duda.

—No.

—Señor conductor —el hombre voltea—, ¿tiene agua?

—Lo lamento, señorita, no tengo.

—Acabamos de estar en un restaurante, ¿por qué no pediste agua?

—En ese momento no tenía sed —digo algo avergonzada.

Darek baja del auto y regresa al restaurante. Al volver, trae una botella de agua fría en sus manos y me la ofrece, dándole la orden al conductor de arrancar para seguir nuestro camino.

—El clima está caluroso, ten la botella siempre contigo y bebe agua constantemente. La deshidratación provoca mareos y dolor de cabeza —advierte.

—¿De dónde sacaste la botella?

No es una de plástico ordinario, es transparente, pero está hecha de un material más fuerte que el plástico y tiene una pequeña correa y tapa verde. Es casi del verde que me gusta, Mars Green.

—La encontré tirada.

—Espero que la hayas lavado.

—¿Crees que soy alguien de poca higiene? —menciona irritado.

Nadie puede ser capaz de pensar eso de él. Siempre camina impecable, sus trajes sin un rastro de arrugas, la corona pulida, las uñas limpias, el cabello bien lavado, peinado y siempre huele espléndido.

—Nunca terminas de conocer a una persona.

—No soy alguien sucio —dice ofendido.

—Es broma, no te esponjes —tomo un sorbo del líquido— gracias por el agua.

Quiero volver a dormir, pero no sé si él me permitirá recostarme en su cuerpo.

—¿Puedo volver a recostarme? —susurro.

No responde y solo empuja mi cabeza con fuerza y acomoda sus brazos quedando en la misma posición de antes.

—Qué delicado —digo irónica y solo resopla.

Vuelvo a dormir por una hora más hasta que llegamos al lugar donde se llevará a cabo el festival. Es muy hermoso. Nunca había visto colores tan vivos en mi vida.

Tomo mis pertenencias y busco a Elliott y a su padre, que también han venido al festival. Carlies invitó a Josefett y ambos están aquí, incluyendo a mi abuela. Que, por cierto, desde que está siendo pareja de Carlies II, no tiene ojos para nada más, ni siquiera para mí. Ambos quieren recuperar el tiempo que estuvieron separados y están casi todo el rato juntos; de seguir así, mi abuela se convertirá en consejera de Leo.

Lo primero que hacemos es buscar nuestras cabañas, donde pasaremos el día de hoy y de mañana. Carlies da las indicaciones y me congelo al ver que mi habitación está en la cabaña de Darek.

Siempre que estamos solos en un espacio cerrado, las cosas no terminan bien, pero quizás esta vez llevemos la fiesta en paz, ¿verdad?

Al entrar a la cabaña observo que él no está presente, lo más probable es qie este supervisando los puestos de las actividades y cada detalle, por lo cual dejo mis cosas en la habitación y saco una cámara fotográfica que compré hace unos días para tomar algunas fotografías de este viaje. El paisaje es precioso y sería un pecado no fotografiar estas bellas tierras.

En Las Profundidades Where stories live. Discover now