➼ Prólogo.

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Soy Kelly Whitley, tengo 17 años; casi 18, y aún estudio en la estúpida preparatoria, pero tranquilos, ya este es mi último año y salgo de la cárcel, digo Instituto. Es que son tan similares que me confundo al mencionarlo.

Pues la verdad no soy tan alta, pero tampoco soy una pitufa, mi estatura se mantiene en 1,63 desde hace 5 años, si, ¡han pasado 5 años y mi estatura no se ha movido ni un pinche centímetro! Mi cabello es castaño claro y un color morado y verde sobresalen en las puntas, es largo y con ondas al caer de este.

Mis ojos son de un tono azul cielo e increíblemente son lo suficientemente grandes, así me dan la facilidad de captar idiotas bajo mi campo de visión a lo lejos. Soy delgada y con unas lindas curvas, no lo puedo negar, aún así no tengo el cuerpo más lindo del mundo, por supuesto.

Mi padre es un hombre bastante trabajador, tanto que no vive en casa desde hace años atrás, la verdad está bastante lejos de mi en estos momentos. Mi madre... Pues a mi madre no la veo desde que nací si les soy honesta, no se como es, como se ríe, como habla, como regaña, como son sus ojos, su cabello, su sonrisa. Solo la he visto en fotos, que para recalcar son más viejas que la pirámide de Egipto.

Seguramente se estén preguntando ¿por qué?¿Tan mala madre es? Pues no. Cuando nací la alejaron de mi porque salió embarazada al cumplir los 17 años y su mamá; es decir, mi abuela, me dejó a cargo de mi papá. Según ella aún era muy joven para criar niños y su irresponsabilidad no la pagaría mi abuela, o así es como me ha contado mi padre.

En fin, vivo sola en la gran cuidad de New York, sólo criada por estúpidas niñeras. Mi padre es un hombre que trabaja mucho; como he dicho anteriormente, así que anualmente le paga a señoras que vengan a mi casa a cumplir un roll de "madre", cosa que claramente no es así, por lo que detesto tenerlas cerca de mi. Prefiero vivir sola como lo he venido haciendo todos estos años, un año más, un año menos. No veo la diferencia.

Soy nueva en la preparatoria, ¡oh! pero no se crean que sólo porque así inicia la historia, este no es un nuevo año escolar, para serles honesta el año escolar empezó hace 3 meses atrás, realmente me expulsaron de la otra por... no cumplir las reglas, para resumir el cuento. Parece que meterte al Instituto de noche a vengarte de tus compañeros no es legal.

Y ahora ando buscando la oficina de la secretaria para que me dejen mi nuevo estúpido horario, en mi nueva estúpida preparatoria.

Por andar analizando las estructuras del lugar, sin querer tropecé con alguien que venía aparentemente igual de distraído que yo, y me giré rápido para ver a la persona.

-Lo siento-. Me disculpé enseguida.

-La culpa es mía, estaba distraída- sonrió la chica, pero al detallar mi rostro su ceño se frunció.- ¿Eres nueva?- se atrevió a preguntar.-No te había visto antes por los pasillos, y eso que ya tenemos semanas viendo clases. Soy July-. Se presentó con una corta sonrisa y no esperó nada para extenderme su mano.

Es una chica de tez bastante blanca, cabello negro mas abajo de los hombros y ojos oscuros. Solo un poco más baja que yo y delgada.

-¡Yo soy Kelly! ¿Sabes como llegar a la oficina de la secretaria?-. Tomé su mano y sonreí igualmente.

-Por supuesto, sigueme-. Comenzó a caminar en dirección contraria a donde yo estaba yendo. Asentí lento y miré el piso por donde caminaba.- Si quieres a la hora del almuerzo te enseño el instituto, ha de ser raro ser nueva cuando la segunda fase del año escolar comienza-. Me ofreció.-Es decir, sé que no es fácil ser nueva en ninguna parte, por lo tanto, puedes contar conmigo y acercarte cuando estés sola.

-Sería genial, gracias-. Esbocé una cálida sonrisa.-Al entrar al Instituto vi un campo de Football Americano. Me gustaría inscribirme en el equipo-. Le dije algo feliz la verdad, me emociona la idea de jugar en el mismo.

Mariscal de Campo. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora