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¿Quién eres?

Azumi se encontraba sentada en uno de los columpios del parque que estaba frente al orfanato, mecía sus pies mientras tarareaba una melodía que no conocía completamente, pero sabía que la había escuchado en algún lado

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Azumi se encontraba sentada en uno de los columpios del parque que estaba frente al orfanato, mecía sus pies mientras tarareaba una melodía que no conocía completamente, pero sabía que la había escuchado en algún lado.

—Hace frío— miró el cielo, tenía tonalidades rojizas y naranjas pero poco a poco se estaba tornando de un azul oscuro, indicándole que tendría que irse de los columpios para volver al inferno del orfanato.

Una brisa fresca provoco que sus cabellos dorados se movieran, frunció sus cejas e hizo un puchero por el frío y como consecuencia un escalofrió se adueño de todo su cuerpo.

Poco a poco sus mejillas y nariz tomaron tonalidades rosadas, soltó sus manos de las cadenas del columpio, sopló sus manitos para poder tener algo de calor e evitar que se entumezcan. Llevó sus pequeñas piernas al asiento del columpio, trató que su vestido, que de por sí le quedaba corto, cubriera por lo menos alguna parte de sus piernas, temblaba por el frío pero no quería entrar a ese lugar.

Por qué si entraba la golpearían de nuevo, no quería más moretones en su espalda, muslos, y brazos.

Odiaba al director de ese lugar, y en la manera en como la miraba le provocaba mucho miedo.

Llevó su mirada al suelo, era mejor observar la tierra en vez de observar el piso del orfanato mientras la regañaban por salir sin permiso. Se sorprendió cuando, de la nada, aparecieron un par de zapatos en su visión, cerró sus ojos esperando el golpe.

—No te golpearé— una voz tranquila inundó sus oídos, levantó su rostro, se dio cuenta que era un chico quien le hablaba, tenía el cabello negro y los ojos del mismo color, era delgado y su piel era pálida. 

Él abrió sus ojos al observar los ojos de la menor, su piel era pálida al igual que la suya, sus cabellos eran rubios parecidos al dorado y eran ondulados en las puntas, lo que más destacaba de ella eran sus hermosos ojos. Parecían unas hermosas joyas, su color azulado era tan hermoso que pensaba que los ojos de la niña eran la maravilla más hermosa que había visto en mucho tiempo.

—Te pareces a ella— dijo con una sonrisa, trató de transmitirle calidez a Azumi pero no lo logró, ya que la chica al ver como este levantó su mano y la acercaba a sus cabellos se alejó. El pelinegro presencio la mirada de temor y el temblor en el cuerpo de la niña, frunció sus cejas para observar su cuerpo.

Estaba n sus brazos llenos de moretones, estaban a mediados de otoño y aún seguía utilizando un vestido, y peor aún este le quedaba corto. El chico emanaba enojo puro, algo que la pequeña se percató y comenzó a temblar sin parar.

—¡Ah!— exclamó al darse cuenta, se agachó a la altura de la pequeña —Lo siento, no quería asustarte— llevó sus manos nuevamente al cabello de la niña, acariciándolo suavemente —¿Ves?, no te haré daño.

Hey Brother - Tokyo revengers x OcWhere stories live. Discover now