XIV

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XIV — TEA ROSE

—ELLA SE SENTÍA EXTRAÑA y no entendía el porqué, se sentía como si estuviera enferma pero era diferente a estarlo

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—ELLA SE SENTÍA EXTRAÑA y no entendía el porqué, se sentía como si estuviera enferma pero era diferente a estarlo. No sentía dolor muscular, ni fiebre, ni dolor de garganta, respiraba con normalidad, no tosía, pero tenía dolores de cabezas fuertes y era raro porque ella no solía tener esos dolores.

La mitad de su tiempo durante las últimas semanas, la pasó durmiendo, había desarrollado un amor que no existía antes a dormir y estar acostada en su cama, siempre bostezaba y lo único en que podía pensar era en cuando podía irse a dormir.

—Es un hermoso bordado, Helaena —Alagó Visenya mientras ella jugaba con las manos de su sobrino.

—Gracias, lo he estado haciendo desde hace unos meses, pensaba dártelo como uno de tus regalos de boda.

—Estaría encantada —Le sonrío.

Tomo en brazos a su sobrino pequeño de tan solo dos años y lo sentó en sus piernas.

—¿Quién es el hombre más hermoso de este castillo? —Le preguntó al pequeño Maelor con una voz infantil, mientras besaba su cabeza.

Sus sobrinos los gemelos, Jaehaera y Jaehaerys la miraron —¿Quiénes son los dragones más bellos de este castillo? —Les dijo estirando los brazos.

—Siempre estás con el bebé Maelor, tía —Dijo Jaehaera.

Ellos sabían que no era su tía, que era su prima, pero ellos la llamaban así de igual forma.

—Porque ustedes siempre andan jugando y cuando quiero pasar tiempo con ustedes están ocupados, él nunca lo está.

—Es un bebé, no puede está ocupado —Susurró el niño con un tono obvio.

—Mmm —Le dio un beso en la mejilla —pues déjame decirte que ser un bebé es difícil.

—Claro que no.

—Oh, claro que si mis niños ¿ustedes no lo recuerdan?

—No.

—Precisamente por eso de difícil —Bromeó.

Todos en el salón empezaron a reír, menos el más pequeño que empezó a llorar.

—Tal vez tenga sueño —Dijo Helaena.

—Es hora de la siesta, incluyendo la mía —Se río.

La sirvienta entró llevándose a Jaehaerys y Jaehaera —¡Adiós! —Se dispusieron ambos con emoción.

—¡Adiós mis dragones!

Ella bostezó cansada —Tengo demasiado sueño.

La semilla crecerá con dolor y sufrimiento pero florecerá del fuego y amor —Murmuró Helaena.

𝗧𝗔𝗥𝗚𝗔𝗥𝗬𝗘𝗡 - Aemond Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora