Capítulo 17: Los celos del traidor

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Con poca sutilidad se sienta sobre mis piernas y tengo su pecho resguardado por un corsé blanco y negro al que intento no mirar a pocos centímetros de mi cara. Mejor ver sus ojos verdes por encima de mi cabeza que relucen como diamantes, como sabe el poder que tiene.

—¿Por qué hablas de Timmy?

—Porque sé el numerito que ha ocurrido hace un rato y no debo ser la única en todo el internado —Pone su dedo índice suavemente sobre mis labios—. Deberías de contener tus celos y tu tono si quieres conquistarla.

—¿Cómo lo sabes? Si no estabas cerca —Estoy flipando. Ha ocurrido hace nada y si ella hubiese estado a un par de metros el hada verde le hubiese arrancado la cabeza de un mordisco. Bea sonríe—. Y no tengo celos. ¿Celos de ese idiota?

—Yo lo sé todo —presume con voz siseante y sensual. Su dedo ahora viaja hacia abajo por mi camiseta blanca que se mueve al ritmo de mi respiración. Un poco rápida teniendo en cuenta que Bea se ha acercado aún más y mi amiguito se está despertando—. El porqué lo sé tan rápido no te lo puedo contar pero...quizá te interese saber alguna otra cosa —Sus labios se deslizan por mi cuello con soltura, solo rozando la piel.

—¿O sea que eres una historiadora buenorra con ansias de encontrar algo en este despacho? ¿Pero no lo sabías todo? ¿No sabes qué esconde nuestra apreciada directora?

Me levanto rápidamente de la silla con ella agarrándose a mi cuello con sus brazos y sus piernas enredadas en mi cintura. Es como llevar a una niña, es muy pequeña. Sin embargo, no se corresponde con su apariencia, tan oscura, tan malvada, tan sexy y tan dominadora. Olvidándome por un momento de todo, incluso la cagada que ha hecho de contar lo de Ellie por todo Alphea, comienzo a besar sus carnosos labios pintados de morado. Venga, sí más pronto que tarde se hubieran enterado de lo de ese hada.

Creo que voy a hacer algo de lo que me voy a arrepentir pero la pasión me puede y ella se apreta contra mi cuerpo como una garrapata besándome por todo el cuello y soltando alguna risilla cruel, cruel porque quiero que siga y no se pare ni un solo segundo. La tensión sexual que tengo con la enana pelirroja tengo que resolverla ya. Mi cuarto ahora mismo está vacío, Sky no aparecerá hasta dentro de un buen rato y Timmy tiene entrenamiento.

Estará como un perrito faldero detrás de Mel, o peor, quizá ya haya conseguido robarle un beso. Te gana la partida.

La idea de montármelo con Beatrix se intensifica y dentro de mi cuerpo siento un gran resquemor que crece rápidamente. Incontrolable. El problema es que Dowling viene en cosa de diez minutos y aunque es tentador hacer esto en un lugar prohibido, no quiero que me vea así y me expulse.

No tardamos ni dos minutos en llegar a mi cuarto y que ella se quite su minifalda morada y se lance, divertida, hacia mi cama. La adivina a la primera, claro que la de Sky es la más ordenada y la de Timmy es un desastre. Me quito la camiseta mientras ella abre uno de los cajones de mi mesilla. Saca tabaco de liar y un mechero. Perfecto, me ha leído la mente. ¡Joder, qué bien me va a sentar este polvo y el piti después de estos dos días de mierda!

—¿Esto qué es? —inquiere Bea. Sostiene una pequeña chapa negra que reconozco enseguida.

—Nada, déjala ahí —respondo quitándosela de las manos. No quiero que la toque nadie, es una cosa mía muy preciada—. No es nada.

Bea se queda pensativa por un momento pero cambia el gesto cuando me la quedo mirando empanado porque sinceramente esta chica me encanta. Me agarra de las trabillas del pantalón con fuerza para acercarme a ella, que está con las rodillas sobre el colchón. Ni así es más alta que yo. Sus ojos verdes se iluminan de deseo y tuerce un poco la cabeza. Ahora mismo que haga lo que quiera conmigo, me dejo llevar.

·𝑬𝒎𝒑𝒂𝒕𝒉𝒚 & 𝑰𝒍𝒍𝒖𝒔𝒊𝒐𝒏𝒔 ·  ✨ꜰᴀɴꜰɪᴄ ꜰᴀᴛᴇ: ᴛʜᴇ ᴡɪɴx ꜱᴀɢᴀ✨Where stories live. Discover now