Guide #1

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Uno de los pasatiempos favoritos de Manjiro el cual no tiene que ver con dormir, comer o molestar, eran los programas de cocina.

Su cerebro entraba en un estado de trance con basura comercial y esas cálidas manos arrugadas de abuelitas compartiendo sus recetas desde sus propias cocinas.

Y no era porque la cocina le interesara, tampoco se le daba mal ni era un peligro para la sociedad como el tonto de Shinichiro, simplemente cuando tenía hambre cambiaba al canal ciento cuarenta y tres y ahí estaba la misma vieja cocinando otro platillo que le abriría el apetito, minutos despues y sin soportarlo, sus propias piernas lo catapultarían hasta la habitación del fondo, segundo piso, el espacio de la única chica que lo soporta y ama para exigir un poco de alimento a cambio de dos pucheritos o un berrinche bullicioso en caso de que el plan A no funcionara.

No obstante, hoy fue diferente.

"Hoy domingo a las diez de la mañana descubrí que la comida entra por los ojos", escribió en un viejo cuadernillo de notas cerca suyo.

"Si la comida entra por los ojos, esta sería la base para agradar en cualquier aspecto, incluyendo  relaciones interpersonales."

Y no es que Manjiro fuera un completo idiota, de vez en cuando tenía momentos de iluminación y llegando a la última hipótesis observó durante días como Emma se arreglaba incansablemente cuando de Kenchin se trataba.

Y ni hablar del trenzudo tsundere, se le notaba a kilómetros que le gustaba, sin embargo fingía demencia.

Pésimo actor.

Entonces era sencillo. Iba a ignorar la presencia del Hanagaki pegándose semejantes viajes astrales pensando en cualquier tontería cuando estuviese frente suyo.

Más no llega lejos cuando la mañana de otro domingo cualquiera arriba a su puerta echo una desgracia.

¡Nadie dijo que él no conociera su residencia y mucho menos meterse dentro de su casa!

Para cuando se da cuenta, quince minutos después, está embobado sosteniendo entre sus manos un té de arándanos mientras escucha atentamente la caótica mañana de Takemichi a quien un perro lo mordió dos veces y un malandro le robó el celular, todo camino a la residencia Sano.

Mikey suspira dándole un sorbo a su bebida sintiendo escalofríos debido a la amargura del líquido y suspira derrotado, el primer punto falla.

Si la comida entra por los ojos, el plan era fingir demencia al igual que Emma y Kenchin.

Pero sus torpes ojos no pueden dejar de mirar los suyos desde el momento en el que cierto individuo sujeto a experimentos entra por su campo visual.

Manjiro se lame los labios sin despegar su mirada del Hanagaki y arruga el entrecejo.

Nadie dijo que sería fácil.

Guía 143 Where stories live. Discover now