Capítulo 19: El evento.

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"Tardé un tiempo en conocerme y admitir que me gustan las personas que no encajan con cualquiera".

—Jan.



No había vuelto a estar a solas con Judith desde la fiesta que se celebró en casa. Después de lo ocurrido nos evitábamos porque no sabíamos cómo reaccionar, qué decir y cómo actuar... Me frustraba no saber cómo abordar el tema con naturalidad y es que sabía que después de ese día algo había cambiado, veía a Judith diferente y estaba seguro, por cómo me miraba, que ella también me veía diferente a mí, pero ninguno de los dos tuvo el valor de decir algo hasta que el destino se encargó de volvernos a juntar.

Ese día se celebraba el Networking Event en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, y en esa ocasión no podría escaparme como en las anteriores, había removido cielo y tierra para hacer que fuéramos todos y demasiadas personas deseaban verme ahí. Holly estaba nerviosa, había comprado un vestido unos días antes y estaba como loca probándoselo y ensayando posibles peinados frente al espejo, así que cuando estuvo preparada para la fiesta se fue con Nathan y Javi porque habían quedado en recoger a Eli en el hospital. No había imaginado que en esa ocasión me quedaría a solas con Judith, en mi mente había elaborado una repartición distinta en los coches, pero como empezaba a ser habitual nada salía como yo quería.

Respiré hondo unas cuantas veces y me llevé una mano al bolsillo, necesitaba un cigarro, tal vez dos... cuando extraje la cajetilla la observé en silencio; debería dejar de fumar, ya lo conseguí una vez y si ponía de mi parte podría volver a hacerlo... cerré los ojos y poniendo toda mi fuerza de voluntad la dejé sobre la mesa.

Salí de casa sin molestarme en ocultar mi visible cabreo; odiaba lo que estaba a punto de hacer, pues iba derecho a una fiesta que no me despertaba el más mínimo interés, más bien lo contrario, y lo peor era el motivo por el que tenía que ir: por complacer a los demás. Quería mantenerme al margen de la gente y de las relaciones sociales por esto precisamente: odiaba hacer favores, implicarme en cosas que no tenían nada que ver conmigo, tener que dar explicaciones... Para mí ser libre significaba no sentirme responsable de nadie más que de mí mismo, y en ese momento todo mi mundo estaba del revés, mis prioridades se habían alterado y sentía muchas cosas a la vez, demasiadas como para estar orgulloso de haber recuperado esa parte de mi humanidad...

A medida que me acercaba al coche, su silueta en la oscuridad fue haciéndose más nítida y entonces olvidé todos los motivos por los que estaba enfadado. Judith era como una cegadora luz roja que me atraía sin remedio a una muerte segura y, aun sabiendo lo que acercarme a ella iba a suponer, no podía dejar de avanzar y mirarla.

Estaba recostada contra el coche que no había llegado a guardar en el garaje. Llevaba un sencillo vestido de noche negro que revelaba demasiado de su sensual escote. Tenía un aspecto elegante y estiloso. Entonces me fijé en sus zapatos. Eran del mismo rojo intenso que su barra de labios y tan altos como los rascacielos de Manhattan.

No estaba preparado para eso.

Pero era más fuerte de lo que creía y logré enmascarar bien mis emociones; después de todo, llevaba toda la vida haciéndolo.

Abrí el coche y esperé a que ella se sentara a mi lado manteniendo la vista al frente; por nada del mundo quería ver esas largas piernas cruzadas y hacer visible mi nerviosismo.

Cuando el coche se puso en marcha, empecé a sentir mucho calor y desabroché el primer botón de la camisa; ni siquiera había contemplado la posibilidad de atarme la pajarita, puede que incluso me la quitara antes de llegar porque odiaba con todas mis fuerzas sentirme oprimido.

Jan, diez años sin tiWhere stories live. Discover now